La Nación
COLUMNISTAS

El gran pacto nacional

El dedo en la llaga

Con esta expresión el Procurador General de la Nación ha señalado que la paz con las Farc debe incluir a todos los sectores políticos. Yo iría un poco más lejos e incluiría a todos los actores armados ilegales.

El Presidente Santos se ha jugado todo su prestigio político en los diálogos de La Habana, solo la historia sabrá si fue lo correcto o no. Pero de ser positivo la dejación de armas definitiva de esta guerrilla, este Gobierno y el que venga debe incluir a todos los actores políticos, como lo sugiere en Procurador, a los conservadores, al uribismo, a la izquierda, a las víctimas, a los ilegales como el Eln y a la bacrim. Estas últimas, en teoría desprovistas de cualquier ideología, ahora están amenazando a las víctimas que fueron a Cuba, así como a algunos que solicitan que sus tierras sean restituidas.

Son un factor desestabilizador de la paz y esos actos demuestran que no están precisamente alineados con la izquierda.

Se deben incluir a los paramilitares extraditados, que cuenten todo, no puede ser que cada vez que el senador Uribe intervenga en el Congreso, lo llamen paramilitar. Ya es hora de deponer odios, rabias y sacar el país adelante. El Presidente Uribe, siempre ha sido un hombre de paz, apoyando hace veinte años el proceso de paz con el M-19 (tiene un senador que viene de este grupo guerrillero), su ofensiva militar contra la guerrilla no era otra que buscar la paz y todos sus esfuerzos para entablar un dialogo hablan muy bien de su actitud. Él es un jugador clave para esta o cualquier paz.

Ahora bien las víctimas tienen un rol fundamental, lo que paso con los carteles de la droga hace veinticinco años, son heridas que no se han cerrado. Llegó la hora de sanar, de conocer la verdad, de que las víctimas tengan un halo de tranquilidad. Es necesario sentarnos a dialogar, que haya una desmovilización efectiva. Buscar mecanismos de justicia transicional o alternativa para todos los actores, incluyendo a las Fuerzas Militares, porque tampoco puede ser posible que mientras un exguerrillero sea alcalde Bogotá y otro senador por el Centro Democrático de Uribe, los militares estén siendo condenados por lo ocurrido en el Palacio de Justicia, claro está así debe actuar la verdadera justicia, pero todas son heridas que no se sanan, que están abiertas y que son difíciles de curar. Llegó la hora del gran pacto nacional, atendiendo a las víctimas y todos para el mismo lado, dentro de las diferencias.