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EL MAYOR MILAGRO: EL AMOR

Que todo falte, menos el amor. La gente, con el nuevo paganismo que va expandiéndose Que todo falte, menos el amor. La gente, con el nuevo paganismo que va expandiéndose como una bola de nieve, cree que la suerte del nuevo año y en general del futuro está en tomar pócimas, abrazar árboles, bañarse en determinados ríos y arroyos o lagunas, cargar en la cartera o debajo de la almohada algún talismán. ¡Qué hombre tan ingenuo e ignorante! Hasta paga buenas sumas de dinero para quien lo “guíe” por este camino. Parece que en el fondo de mucha gente hay un cierto masoquismo. Les gusta sufrir. La gente no quiere afrontar la realidad. Vive huyendo de los problemas, como si la fiebre estuviese en las sábanas. ¿A dónde va el buey que no are? ¿Sabe cuál es el secreto del éxito? Luchar y afrontar la realidad para transformarla. No existen fórmulas mágicas. ¿Quiere que su matrimonio marche bien? Le respondo con otra pregunta: ¿Cómo trata a su cónyuge? Si usted no cultiva el amor, el amor se muere. El amor es como una plantica que si no se fertiliza, si no se le acaricia, si no se le pone agua, si no se le deshierba; pues sencillamente, la plantica se muere. No es que alguien haya llegado de noche a marchitarla. Deje de ser irresponsable, no viva echándole la culpa a los demás. El problema es usted, la solución es usted. No sea cansón con los demás. El santo no se cansa, pero sobre todo, no cansa. No sea intenso, como dicen los muchachos. Quien siembra vientos, cosecha tempestades. ¿Usted por qué le amarga la vida a los demás? Y justamente, le amarga la vida a aquellos con quienes se ve todos los días. Peor aún, le amarga la vida a su propio cónyuge, a sus hijos, a sus padres. ¿Usted cree que cuando esté gravemente enfermo y de pronto con una enfermedad terminal, su “amante”, sus “amigotes de juego y de bar”, estarán al costado de la cama para darle consuelo? ¡Noo! Olvídese. Deje de ser iluso, que del afán no queda sino el cansancio. Deje de buscar paliativos alucinantes, entre en usted mismo y vea que es usted quien debe cambiar. El único paradigma del cristiano es Jesucristo, encuéntrese con Él y descubrirá que el mayor milagro es el amor. El amor es fecundo por naturaleza. ¿Por qué con alguna frecuencia los hogares son un infierno? Porque no hay amor. Por más que vaya a siquiatras u a tratamientos sicológicos, si usted no quiere cambiar, nadie lo cambia. No espere milagros, empiece ya. Acéptese y acepte a los demás. Si usted dejara de juzgar, amaría más. Reconcíliese con su pasado y proyecte su porvenir. Acepte la realidad para transformarla y no se quede simplemente con aquella trillada frase: “Es que yo soy así”. Pues si no cambia, quédese así y entonces nadie se va acercar a usted. Si usted vive lleno de toxicidad, ¿quién se le acerca? Si usted solo vive hablando mal del prójimo, ¿quién lo ha nombrado juez de los demás? Acaso, ¿usted es la divina perfección andando? Si usted se considera perfecto, váyase al mundo de los perfectos para que pueda ser comprendido. Aquí en la tierra estamos los seres humanos, que queremos ser cada día mejores. No espere, ¿qué hacen los demás por usted? Cambiemos la pregunta, ¿qué hace usted por los demás? No le dé culto a la creación, usted es la criatura más digna y grande del universo. Rompa los esquemas discriminatorios, respete a todo ser humano. Al final de la vida se le juzgará del amor. +Froilán, obispo de Neiva