La Nación
El trastorno por déficit de naturaleza, como prevenirlo en nuestros niños 1 27 abril, 2024
COLUMNISTAS

El trastorno por déficit de naturaleza, como prevenirlo en nuestros niños

“Y nuestros niños y nuestra madre tierra y nuestros niños y nuestra madre tierra y nuestros niños y nuestra madre tierra…las palabras no son suficientes para que los niños vuelvan a mirar hacia el cielo” fragmento de un sueño de la vida urbana.

En 2005 Richard Louv escribió el libro Last child in the Woods a partir del cual surgió el concepto de trastorno por déficit de naturaleza. Este término hace referencia a la hipótesis que en nuestra vida urbana actual los niños pasan cada vez menos tiempo al aire libre trayendo consecuencias negativas para su salud física y emocional y además comprometiendo a nivel de nuestra especie habilidades que adquirimos en la infancia del entendimiento personal y de nuestro entorno.

Según la OMS, pasamos el 90 por ciento de nuestro tiempo en interiores, nos hemos convertido en “la generación del interior” lo que provoca en niños y adultos una disminución del uso de los sentidos y del cuerpo mismo para vivir la vida. Provoca en niños y adultos una disminución de la observación de los fenómenos naturales tan simples como la florecencia de una planta, el día y la noche, los ciclos lunares. Limita en niños y adultos el entendimiento del tiempo de los procesos naturales y de alguna forma nos expone a la prisa de reloj y a la vida rápida.

El trastorno por déficit de naturaleza ha sido una preocupación tan grande a nivel mundial que hay innumerables estudios al respecto e incluso escalas validadas para aplicar en niños y en familias para hacer su diagnóstico. Por lo pronto, los invito a que traten de hacer su diagnóstico personal, que observen que tan desconectados se encuentran uds y sus familias de la naturaleza y de las implicaciones de esta desconexión en su salud. Yo me pregunto cuantos de nosotros sabemos en qué fase de la luna estamos?, cuantos de nuestros hijos han sembrado una planta y la han visto crecer?, cuantas veces han cosechado sus frutos?, cuantos de nosotros nos permitimos tener contacto con la naturaleza todos los días?. Cuando fue la última vez que sintieron la lluvia en la cara?, o que caminaron por un bosque tupido?, cuando fue la última vez que abrazaron un árbol o que lo treparon?, cuando fue la última vez que corretearon una gallina o una ardilla?, cuando fue la última vez que caminaron descalzos en el pasto? o que entraron a un rio?, cuando fue la última vez que se permitieron tener las manos sucias de tierra o los pies embarrados?

No solo hablamos de que los niños necesitan estar unidos a la naturaleza para mejorar su estado de ánimo o porque es bueno para su formación como personas y ciudadanos, sino que hablamos de que la desconexión con el medio natural está generando un trastorno en el comportamiento de la humanidad. Y aquí como en oportunidades anteriores quiero hablarles nuevamente de la oxitocina la hormona del amor, de los vínculos, de la sanación interior, de la felicidad y es que la oxitocina se secreta entre otros momentos cuando estamos en contacto con la naturaleza generando sensación de tranquilidad y paz y reconstruyendo ese vínculo con Gaia. Así que ante la posibilidad de cursar con el trastorno de déficit de naturaleza la solución es tan sencilla como estar presente, darnos el presente de no pasar 1 solo día sin que alguno de los astros toquen nuestra cabeza y que nuestras manos y pies entren en contacto con la madre tierra y esto hará que nuestro organismo produzca oxicitocina, que a su vez hará que mejoremos nuestra relación con la naturaleza, De esta forma si al principio requería de fuerza de voluntad entrar en contacto con la naturaleza, con el tiempo será parte de nuestra vida y una necesidad para nuestro bienestar.

“Así que las palabras, los discursos e incluso los gritos, nunca serán suficientes… si queremos unir a nuestros niños y a nuestra madre tierra la presencia consciente es la solución, estar presentes en nuestras miradas al cielo, estar presentes en el viento que nos roza, estar presentes en los trinos de los pájaros, estar presentes el calor del sol, estar presentes en lo dulce de los frutos y en lo áspero de las rocas, en el frio del riachuelo, presentes en la naturaleza que nos habla con sus sonidos y con su silencio”. fragmento de un sueño de la vida urbana.