La Nación
EDITORIAL

En defensa de la Corte

La Corte Constitucional colombiana es, sin duda,  una  de las más avanzadas  y respetadas del planeta. Incluso, como lo afirmó el experto David Landau,  la más poderosa del mundo, mucho más, inclusive, que la de los Estados Unidos. La Corte, en su opinión,  ha tenido que reemplazar a las otras ramas del poder público en momentos de crisis.

La legitimidad del activismo judicial de la Corte descansa en la opinión pública positiva que goza frente al ejecutivo y al legislativo.

La Corte Constitucional con gran prestigio en el mundo, ha llevado desde su creación el mayor protagonismo de los tribunales del país y sus sentencias, creadoras de Derecho, han  trascendido la mera interpretación normativa.

Desde su creación en 1991, ha generado cambio trascendentales en la legislación, la jurisprudencia o y en la misma sociedad. La tutela, la mejor herramienta de la sociedad y los más débiles, ha sido la garantía del ejercicio y eficacia de los derechos. 

La Corte ha sido definitiva para ampliar los mecanismos de participación ciudadana y hacer efectivo los derechos sociales y colectivos y ha jugado un rol protagónico en el respeto y promoción de la dignidad humana y los derechos fundamentales.  Y por supuesto, ha contribuido enormemente a una mayor profundización en la democracia en términos de la tolerancia, la inclusión y la participación política.

Si la Constitución de 1991 esta imbuida de un profundo espíritu garantista en lo referente a los derechos, en términos generales la Corte Constitucional ha extendido y radicalizado ese espíritu garantista, y aun ha ido más lejos en su consideración de las características del Estado de Derecho. Pero no de cualquier Estado de Derecho, sino de un Estado Democrático de Derecho, como acertadamente lo calificó el analista Antonio Madariaga Reales.

La Corte Constitucional ha sido el mejor soporte para el fortalecimiento de la democracia y la jurisprudencia colombiana. Los logros, ganados en el país como guardiana de la integridad de la Constitución, y defensora del Estado Social de Derecho, no puede opacarse por algunos de sus miembros cuestionados. Su prestigio no pude ser mancillado por la politiquería y menos por funcionarios corruptos. La sola sospecha, amerita decisiones de fondo. El retiro definitivo de los magistrados implicados en el escándalo debe ser irreversible.

El país entero, debe salir en la defensa de la Corte, como la mayor conquista y protegerla como patrimonio de la democracia.
 

“El país entero, debe salir en la defensa de la Corte, como la mayor conquista y protegerla como patrimonio de la democracia”.
 

Con enorme pesar sentimos la partida del destacado laboyano Fernando Molina Muñoz, quien falleció en Pitalito, su tierra natal. A su esposa, Elisa Murcia Bermeo, a sus hijos y demás familiares nuestras sinceras condolencias.