La Nación
COLUMNISTAS

En qué país vivimos

Los acontecimientos en los últimos días, repetidos en los diferentes campos del diarios vivir de nuestro país son motivo de preocupación y no es justo que no hagamos un alto en el camino y reflexionemos sobre el presente y el futuro de Colombia.
 
No se puede permitir que la mal llamada política penetre todos los escenarios de nuestras vidas sin parar de cometer tanto atropello, tanta injusticia y tanta ignorancia frente a las graves consecuencias para la historia de nuestra querida Colombia. La grave situación de la justicia, la salud, la educación, los campesinos, las contrataciones corruptas y tantos otros males, deberían de parar de una vez por todas y los verdaderos responsables tomen cartas en el asunto, no dejen que esta situación continúe por tiempo indefinido.
 
Debemos dejar de un lado los odios y pensar que el país merece que sus dirigentes en actos claros vayan más allá de los intereses particulares y velar por los intereses de nuestra patria y sus ciudadanos. Ya estamos fatigados de tanta promesa incumplida, de tantas injusticias que a diario se cometen y lo que esperamos y quisiéramos ver en el menor tiempo posible, es un país ordenado y dispuesto a trabajar por causas comunes que lejos de buscar posiciones individuales, nos lleven a los mejores escenarios de desarrollo y justicia social.
 
No podemos continuar haciendo uso indebido de los poderes a costa de sacrificar a todo un país. Llamemos la atención de quienes tienen ese poder, a que reflexionen sobre la necesidad de encuadernar nuestro país arreglando en forma inmediata los problemas que nos están agobiando día a día y que no nos llevan a los acostumbrados informes de matanzas, atropellos, injusticias, mal uso del dinero público, que entorpecen cualquier intento de arreglo que se quiera lograr. Basta de tanta palabrería y busquemos las soluciones que con buena intención se podrían dar.  
 
Las próximas elecciones de alcaldes, gobernadores y otros funcionarios, deben brillar por la transparencia y por la calidad y conocimientos de quienes aspiran llegar a estos escenarios de gobierno. Las banderas de los partidos no pueden seguir ondeando para lograr ganar las elecciones, solo los más competentes y los más experimentados son quienes deben llegar a estos cargos. Si conocemos frecuentemente episodios sobre el abuso de los dineros del pueblo en manos de alcaldes, gobernadores y otros funcionarios, debemos hacer algo para que estos manejos se orienten a su verdadera función económica y social y que no alimenten las arcas de quienes en mal momento se llaman servidores públicos.
 
Lo menos que podemos pedir hoy en día, ante la avalancha del mal proceder de los funcionarios, es que a partir de la fecha se entre a aplicar en forma seria las sanciones a las que deben someter estos funcionarios y poner punto final al robo continuado del dinero de los colombianos. No sin antes olvidar que estas investigaciones no se pueden someter a los procesos normales de la justicia hasta llegar a los vencimientos de términos que generalmente utilizan. Es un dinero sagrado y se tiene que tratar como tal, los desequilibrios regionales y la falta de prioridades en las políticas públicas, no las podemos tolerar y debemos tomar cartas en el asunto en el menor tiempo posible. Los votos deben ser producto de la reflexión y así elegir a los más competentes y honestos y no a los mercaderes de la política.