El comentario de Elías
Por: Jorge Guebely
Ninguna mella sufrirá nuestro Estado conservador si la oposición persiste en ser reactiva. Si los pocos liberales que aún quedan sólo reaccionan ante los atroces mandatos conservadores. Si la izquierda sigue empeñada únicamente en hacer debates contra funcionarios corruptos. Si los sindicatos se reducen a pliegos de peticiones. Si los estudiantes sólo protestan por más presupuestos en educación. Si las fuerzas opositoras, mediante acuerdo nacional, no promueven otro modelo de Estado. Otro distinto al conservador que sólo privilegia los derechos de las elites sociales y corporativas, “capitalismo corporativo” según Marx, en detrimento de los derechos sociales y económicos de los ciudadanos.
Inútil combatir los entuertos del Estado conservador, siempre tendrá argumentos para justificar sus desastres. A los 600 paramilitares de Bojayá, un general lo minimiza a 30. Como si 30 paramilitares no constituyeran la horrorosa señal de un pavoroso monstruo que se desplaza por todo el país con complacencia del Ejército Nacional. A la baja del general Nicasio Martínez por chuzadas, el presidente lo justifica con razones familiares. De los asesinatos de líderes sociales, únicamente son culpables: el ELN., las disidencias de las FARC, el narcotráfico y los líos de faldas. Dimar Torres murió forcejeando con un soldado a quien se le disparó el arma. Un ministro de defensa, destituido por bombardear niños, lo reemplaza otro igual o peor. Un fiscal de la Nación huye por corrupto y vendrá otro similar. Tarea sísifica la de la oposición colombiana, nunca llevará a la cima el enorme peñón que carga a sus espaldas. Su labor cotidiana, escandalosa y, sobre todo, intrascendente socialmente, no impacta los cimientos del Estado conservador. Por el contrario, lo legitima. Le permiten fingir democracia detrás de su espíritu fascista, peligroso para la humanidad de sus habitantes.
Buena la oposición reactiva si es propositiva. Si propone unificadamente otro modelo de Estado opuesto al conservador. Uno que respete los derechos individuales sin exclusión. -Thomás Piketty insiste en una nueva socialdemocracia-. Poco importa si se retoman presupuestos del liberalismo original o del marxismo real. De John Locke quien defendía el derecho natural de cada persona a la vida, a la libertad y a la propiedad privada. De Marx quien creía que el Estado debía estar al servicio de las clases populares, no de los empresarios que lo usaban como club para administrar sus negocios. Un relato político pedagógico para educar ciudadanía sobre un Estado más humano, menos voraz capitalistamente. Un relato para ondear en elecciones porque al Estado conservador se lo combate con votos y educación ciudadana.
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