La palabra más escuchada en los últimos días es la que titula este comentario. Hay estancamiento en los principales renglones económicos que, como anoté en comentario anterior, hacía imposible pronosticar el comportamiento de la economía nacional por este 2013; hay estancamiento en las conversaciones de paz en La Habana; en las transferencias de los recursos por regalías según el nuevo SGR y en las conversaciones con los trabajadores de El Cerrejón y con los cafeteros que el lunes pasado se fueron a paro sin que el gobierno Santos lograra impedirlo. No obstante estas realidades quiero referirme a otro caso de estancamiento: El que ocurre en las conversaciones entre Emgesa, el gobierno nacional, en este específico caso representado por Incoder, el gobierno departamental y los representantes de la Comisión Regional de Competitividad que procura el adecuado aprovechamiento de los importantes recursos que Emgesa debe entregar para indemnizar a los residentes no propietarios asegurándoles la adecuación de más de 2.500 hectáreas para garantizar su aporte productivo a la economía familiar y, de contera, a la regional en términos de competitividad y productividad. Y aquí nace el estancamiento. La tierra no está disponible por lo que Incoder, teniendo 10.000 millones listos para adquirirla, no los transfiere hasta que no aparezcan el o los vendedores de la tierra. Emgesa, por esto, no puede cumplir pues sin tierras resulta imposible saber el monto de la inversión requerida para cumplir. Así, argumenta, con razón, que no está incumpliendo. El departamento del Huila sigue promoviendo los acercamientos entre las partes pero sin las base para ello, tampoco puede hacer nada y la comisión regional de competitividad con buen propósito pero sin argumentos jurídicos insiste en la competitividad cuando esta no está entre las obligaciones de Emgesa por lo que lograr niveles apropiados de competitividad con estos recursos debe lograrse con los beneficiarios y no con Emgesa. Así las cosas, el estancamiento seguirá y las fechas para la terminación de El Quimbo se acercan lo que provocará más dificultades. Hay que evitar que se mantenga el diálogo de sordos que parece haberse impuesto en estas conversaciones pues a nadie conviene.