La Nación
COLUMNISTAS

Estrategia combinada

Resultan ser varias las razones interactuantes en la caída de los precios del  petróleo: la desaceleración experimentada por el crecimiento de la economía china, la segunda más grande del planeta; el fin de los estímulos económicos dispuesto por la Reserva Federal de los Estados Unidos y la creación de estímulos por parte del Banco Central Europeo (BCE); el crecimiento en la extracción anual de shale (gas y petróleo provenientes de las formaciones de roca de esquito) en Norteamérica, y la ampliación de la oferta de crudo por parte de la OPEP como respuesta. Tres son los escenarios posibles: 1. Empresas estadounidenses que aplican la tecnología fracking  salen del mercado. 2. La OPEP decide recortar su producción. 3. La demanda mundial del crudo se recupera. Según los datos de Baker Hughes, se ha presentado una fuerte caída del uso de equipos de perforación en Estados Unidos y las grandes empresas del sector han  reducido sus inversiones entre el 13% y el 33%, por ahora pareciera ser que el primero de los escenarios gana terreno.

Los efectos de la crisis sobre la economía colombiana comienzan a sentirse. Como lo señalara la columnista Silvana Vergel, el Gobierno Nacional  se vio compelido a recortar 90 billones de pesos en su proyección de gastos de inversión en el sector petrolero para 2015, lo que afectará, sin duda, la contratación y el  empleo. Peor aún, la crisis podría generar también la dispersión y pérdida de talento humano necesario para una futura recuperación de la actividad, sobre todo si, como lo han hecho México y Uruguay, se regulan zonas francas costa afuera (off shore) para exploración y explotación petroleras.

Para el conocido economista Eduardo Sarmiento Palacio, la respuesta dada por las autoridades económicas del país al desplome de los precios del crudo ha sido un tanto pasiva, basada más que todo en la recuperación de los precios, la devaluación del tipo de cambio y la austeridad fiscal. Colombia -puntualiza Sarmiento- se equivocó en la prioridad minera, dejando su economía expuesta a las presiones de la revaluación y fluctuaciones de los ingresos de divisas, dando lugar a la llamada “enfermedad holandesa” cuyas implicaciones fueron la destrucción de la industria y la agricultura, proyectos improductivos, caída de salarios y déficit de cuenta corriente. En la actualidad la economía colombiana soporta un desbalance del 6% del PIB y una caída en las exportaciones de 28%. Se hace, por consiguiente, imprescindible definir una estrategia combinada para enfrentar la situación que incorpore una sólida política industrial y agrícola con enfoque de emprendimiento innovador, regulación cambiaria, renegociación de los T.L.C. y un manejo adecuado del déficit fiscal.