El panorama humanitario para el Huila y todo el suroriente de Colombia, es complejo y se recrudeció aún y en medio de las medidas restrictivas con ocasión de la COVID-19, informó el Comité Internacional de la Cruz Roja.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) dio a conocer en su informe anual las conclusiones y los principales retos que sigue enfrentando la sociedad colombiana en torno a la compleja situación humanitaria, que para el caso de la región suroriente presentó un aumento durante el 2020 en aspectos como: ataques contra la Misión Médica, desplazamientos masivos y nuevos casos de desaparición.
El jefe de la Subdelegación del CICR en Florencia, Juan Pablo Felix Nastri explicó cómo se vivió en las zonas más apartadas del país, y muy especialmente en el Caquetá, Guaviare, Huila, Meta y Putumayo, un aumento en la violencia, mientras que, en las grandes urbes, los ciudadanos permanecieron la mayor parte de su tiempo en cuarentena.
“Al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) le preocupa que los actores armados del país continúen afectando el derecho internacional humanitario, y que la población siga sufriendo las consecuencias del conflicto armado y la violencia”, dijo.
En Huila ocurrieron 22 ataques contra la Misión Médica (7% del país). Adicionalmente la Cruz Roja registró 74 desplazamientos forzados masivos (0,3% del país).
En Guaviare 17 personas fueron víctimas de artefactos explosivos y en Putumayo otras 16; así mismo, en Caquetá se documentaron 27 ataques contra de la Misión Médica, lo que representa el 8% del total nacional.
“El impacto del conflicto y la violencia armada no ha cesado en el suroriente del país. En comparación con otros departamentos las cifras de las consecuencias humanitarias no son tan altas, pero esto no significa que la afectación sea menor, lo que pasa es que la densidad poblacional es baja. En este territorio la población civil continúa sufriendo las consecuencias de la guerra y la mayoría de ellas son alarmantes”, aseveró Felix Nastri.
Crudo panorama
Además de los ataques contra la Misión Médica también se presentó “un aumento en las afectaciones del conflicto interno armado en la población. En el 2020 a nivel nacional se registraron 325 ataques contra personas de salud, instalaciones y vehículos sanitarios, la cifra más alta que se ha reportado en los últimos 24 años. Esto claramente no afectó solo al personal sino también a las comunidades. El confinamiento exacerbó situaciones que estaban presentes en el país, incluso algunas empeoraron”.
En el país se registraron 389 víctimas por explosivos, “eso equivale a más de una víctima por día y es la cifra más alta de los últimos cuatro años”. Llama la atención que 41 de los eventos sucedieron en municipios que durante el 2019 no presentaron ningún incidente relacionado.
También se documentaron 114 casos de nuevas desapariciones. Más de 21.000 personas se desplazaron masivamente y otras 28.000 tuvieron que permanecer confinadas y la causa sigue siendo el recrudecimiento del conflicto.
De acuerdo con el jefe de la Subdelegación del CICR, en Colombia todos los actores armados continúan utilizando la desaparición y el no trato digno a los cadáveres para asustar a la población civil y mantener el control territorial.
“A pesar de que hubo un confinamiento por el COVID-19 lo que nosotros registramos es que, esa medida en lugar de frenar la afectación, por el contrario, la aceleró en muchas zonas remotas del país. Y eso lo apreciamos en el suroriente, que lo cubrimos desde Florencia”.
Para este 2021 la CICR analiza que el conflicto y sus afectaciones podría acentuarse aún más, por ende se están preparando para un año complejo. “Pensamos que nadie estará a salvo, hasta que todos estemos a salvo”, concluyó.