La Nación
EDITORIAL

Éxtasis, otra bomba

Trece personas, integrantes de una poderosa banda dedicada a comercializar y distribuir drogas sintéticas fueron capturados la semana pasada por la Fiscalía.
La organización criminal operaba en varios departamentos del país, tenía sede en Bogotá  y  comercializaba la droga en festivales de rock, conciertos y eventos deportivos en varias ciudades.
 
En Pitalito, en pleno centro, otra fábrica clandestina fue desmantelada por la Policía. Dos personas, procedentes de Popayán, fueron capturadas con abundante materia prima para la producción de estas sustancias altamente peligrosas.

Los dos hechos revivieron las alertas sobre la proliferación de las redes dedicadas a comercializar  estimulantes como el éxtasis, popper, las anfetaminas y las metanfetaminas.

Los dos golpes, aunque aislados,  pusieron en evidencia el crecimiento de este fenómeno que se viene extendiendo en las ciudades y universidades del país.  

El desmantelamiento de esta ‘cocina’, como le llaman a los sitios dedicados a alterar estas sustancias, es un campanazo de alerta para las autoridades.  No son hechos casuales. Corresponden a una estructura criminal, dedicada a la producción, comercialización y distribución de estas sustancias peligrosas.

Según las autoridades en el país no se producen drogas sintéticas, pero sí se alteran. Estas drogas ingresan al país de contrabando y son combinadas con otras sustancias, de manera artesanal, como ocurría en Pitalito. Estas mezclas peligrosas además de causar adición pueden ser fatales.   

El consumo de drogas sintéticas es un fenómeno en aumento en el país, afectando especialmente a jóvenes. Los estudiantes universitarios aparecen en primer lugar entre los sectores vulnerables. También en colegio de secundaria.

El éxtasis dejó de ser una droga de estrato seis  para llegar a todos los sectores de la población. Y no solo en sitios exclusivos. Actualmente se distribuye como ‘pan caliente’ en muchas discotecas y sitios de diversión. Redes dedicadas al menudeo la distribuyen junto con cocaína, basuco y marihuana en clubes, tabernas y sitios de rumba. En otros casos, la venden a domicilio.

El fenómeno mantiene tendencias de crecimiento y puede convertirse en otro grave problema de salud pública.

La alta rentabilidad y la falta de controles efectivos consolidan un mercado negro que se abre paso en muchas ciudades, agravando el panorama de inseguridad urbana.

Muchos crímenes selectivos están asociados al microtráfico, organizado por bandas criminales que expanden sus tentáculos sin ninguna contemplación.
 

“El consumo de drogas sintéticas es un fenómeno en aumento en el país, afectando especialmente a jóvenes”.

Editorialito

El docente Rubén Darío Castro Garzón murió jugando fútbol, la otra pasión de su vida. A pesar de su juventud, el domingo pasado en pleno partido, lo sorprendió un paro cardiaco. El magisterio deplora su partida. Los deportistas, sienten su ausencia. En su familia deja un enorme vacío.