La Nación
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Gestos

Un gesto que sin lugar a dudas hay que reconocer, es el que resultó de la iniciativa del club Atlético Nacional, de sugerir que se le otorgue el título póstumo al equipo Brasilero de Chapeco, como campeón de la Copa sudamericana. Es una respuesta, pero por sobre todo el reconocimiento al dolor de un grupo rodeado por toda una región, que unido llegó a estas instancias. El destino o el azar les abreviaron sus vidas.

Gestos como estos engrandecen a los seres humanos y a las instituciones. Grandeza es lo que tuvo Nacional, misma que nos falta en el tema que nos debe unir a todos: la Paz. Este proceso no ha sido edificado ni para las Farc, ni para el gobierno, es para, y por las víctimas, y también por todas las que han sido ahorradas en tan poco tiempo de cese al fuego y de hostilidades.

Este símil, lo formulo ante hechos muy distintos pero dolorosos, con actores diferentes, pero con el común de que detrás existen seres humanos, (muertos y sobrevivientes) y con la convicción de que el remedio aun cuando no es total, si alivia; también con la diferencia de que el victimario en el primero fue el azar o el destino, y aquí, individuos que piden un espacio para rehacerse como personas, luego de haber estado por decenios cometiendo actos dolorosos.

Este proceso necesita grandeza como la que tuvo Nacional, así no acepten su propuesta, en el fondo eso sería lo de menos. Una copa más que estaba en sus bolsillos, fue renunciada para el alivio de quienes también soñaban con ella. Con el Acuerdo suscrito y refrendado, también hay quienes sueñan con él, y los más soñadores son los que han vivido, viven, y vivirán en estado de guerra, que no es otra cosa que un estado de oprobio. Un solo gesto de quienes mantienen su vocación reticente, sería suficiente para que se engrandezcan y para engrandecer a quienes son los verdaderos reciprendarios del Acuerdo, las víctimas, así como un equipo de futbol nos dio ejemplo para engrandecer el esfuerzo de una camada de deportistas, que sacados de los hierros retorcidos, venían con la esperanza de darle a su pueblo una sonrisa y una felicidad, así sea un triunfo  deportivo que tan solo logra una dicha pasajera.

Muy seguramente, y ojalá así haya sido, quienes murieron como consecuencia de este triste episodio ante la esperanza de brindarle a su pueblo un triunfo, y al tiempo una alegría, murieron en paz; paz es lo que anhelamos en el país del odio, la venganza, la mezquindad y la vanidad. ¿Si un partido de fútbol, une tanto a un pueblo, será que la terminación de la guerra, como forma para llegar a la paz, es poca cosa para obtener la nuestra?