Marco Fidel Rocha Rodríguez
Este lugar común tiene un gran sentido en la época actual y son muchos los casos que podríamos citar como ejemplo de la manera que la ley es burlada por los avivatos que siempre están buscando los caminos indebidos para lograr sus objetivos. Son innumerables estas situaciones, pero es bueno comenzar por citar algunas que están afectando nuestra moral, nuestra ética y permitiendo el permanente asalto de las arcas del estado.
Dentro de los muchos casos, el más recurrido, el que más nos está afectando moral y económicamente y el que se volvió una costumbre dentro del sector público, se refiere a las NOMINAS PARALELAS, con este elemento, los administradores de la cosa pública han conseguido “grandes triunfos”, como es incrementar las nóminas normales llegando en algunos casos a más del ciento por ciento de ellas. Han logrado de una manera especial burlar los procesos transparentes de selección y dejar de lado los requisitos necesarios para ocupar los cargos con las debidas consecuencias que ello conlleva.
Los padrinos de esta figura han hecho su carrera de mano de los políticos, quienes ubican a sus electores en cargos estratégicos sin las debidas calificaciones con la consecuente falla en el aparato administrativo. Han logrado, además, hacer uso indebido de los presupuestos. Se han prestado para crear e imaginar proyectos innecesarios con el fin de favorecer a estos personajes de la nómina paralela. El desestimulo por prepararse más y mejor para alcanzar posiciones es un hecho cierto y que ha afectado de manera especial la necesidad de preparación, porque es más fácil prestarse para una elección que prepararse para un cargo.
Esta modalidad, se ha prestado para el chantaje y muchas de las personas vinculadas con unos contratos a término, son amenazados semestral o anualmente con perder sus ingresos. Es una acción imperdonable y como siempre quienes han utilizado el aparato estatal para hacer de las suyas siguen campantes aprovechándose de esta figura para continuar alterando el orden de las instituciones y menoscabando los buenos criterios que deben regir en una administración de personal correcta, calificada y bien estructurada. El otro elemento preocupante, es la duplicidad de funciones y por ende las demoras a que son sometidos los usuarios de los servicios del estado.
Este es un solo elemento, desde luego amerita ampliarlo más, de los muchos casos en que la buena ley es entorpecida por los tramposos.