La Nación
OPINIÓN

Íquira, “Ciudad Luz” del Huila

Aunque su nombre indígena significa “Montes altos o atalaya” se le conoce como “Ciudad Luz” porque allí se construyó la primera planta hidroeléctrica del Huila en 1955. Fundada en 1694 por orden de Francisco Martínez de Ospina, sus primeros pobladores fueron indios paeces e íquiras. En el año de 1887 fue ascendida a la categoría de municipio, cuyos límites fueron definidos en 1915 mediante Ordenanza 034 de la Honorable Asamblea Departamental. Hoy cuenta con una población de 12.730 habitantes asentada en su mayor parte en la zona rural, según las proyecciones de población municipales por área 2006-2020 elaboradas por el DANE.

Situada a 64 kilómetros de Neiva, al Occidente del Departamento en la vertiente oriental de la Cordillera Central correspondiente a las estribaciones del volcán Nevado del Huila, es un bello e imponente territorio de montañas, valles, mesetas, colinas y pequeños cañones, en donde se encuentra oro de veta y aluvión. Por su topografía tiene varios climas: cálido, medio, frío y de páramo, en donde se hallan plantaciones de café, cultivo predominante, además de cacao, yuca, plátano, maíz, fríjol, arveja, hortalizas, frutales, granadilla, mora, lulo y tomate de árbol. Por su territorio cruzan varios ríos: el Negro, el Íquira, el Yaguará, el Oso y el Macurí, y las quebradas de Aguacate, Hormiga, Jao, Quebradón, Fique y Cedro, además de otras corrientes de caudal menor.

La aparición de cultivos ilícitos en su jurisdicción ha traído problemas ambientales de diferente índole, al igual que la tala y quema de bosques naturales, la contaminación de las quebradas, las basuras y aguas residuales sin tratar, las cuales son causa de problemas de escasez hídrica en importantes zonas de amortiguación y esponjas naturales de las montañas.

Sin embargo se han declarado dos zonas de reserva para conservar y proteger los recursos naturales, el Parque Nacional Natural Nevado del Huila y la Reserva Forestal Municipal Alto Banderas, de alto valor estratégico por tratarse de una gran estrella hidrográfica donde nacen tributarios de la cuenca del Magdalena como los ríos Íquira, Río Negro, Narváez y Callejón. Las zonas de esta última, por la fragilidad de sus ecosistemas y su alta vulnerabilidad a las actividades humanas, se han sometido a un régimen especial de uso principal consistente en conservación, revegetalización y repoblamiento con especies nativas, y uso complementario en investigación, turismo supervisado y recreación pasiva. Se estableció como uso condicionado la construcción de infraestructura, y de uso prohibido la caza, y la explotación agrícola, pecuaria, forestal y minera.   

Es también muy preocupante la aceleración del retroceso glaciar pues según declaró Efraín Rodríguez, administrador del Parque Nacional Natural Nevado del Huila, el segundo más grande de Colombia con 158.000 hectáreas de extensión, “…en la conferencia realizada en Bogotá sobre cambio climático en 2005…se manifestó que entre 1989 y 1995 se determinó una pérdida del 1.17% del casquete glaciar en general para el volcán Nevado del Huila. También se debe resaltar que este dato se queda corto ya que en la actualidad la actividad volcánica está acelerando aún más el retroceso. Por eso la búsqueda de unir esfuerzos y actuar no da más espera, debemos tomar las medidas necesarias ahora.”

Es un área que se ubica en la zona declarada por la UNESCO como “reserva de la Biósfera” y se la considera estratégica porque abastece las dos cuencas más importantes del país (Cuenca Alta del río Magdalena y Cuenca Alta del río Cauca). Se le cataloga como estrella hídrica del Macizo Colombiano en territorio del Huila (municipios de Íquira, Teruel, Santa María y Palermo), y de los departamentos del Cauca y Tolima, que aporta bienes y servicios ambientales representados en ecosistemas de páramo, subpáramo, bosque andino y altoandino, lo cual favorece la viabilidad de especies de flora y fauna.

Este municipio no tiene ninguna clase de desarrollo industrial y el sector de servicios se reduce al comercio local, de tipo minorista y orientado a satisfacer las necesidades básicas de los pobladores para la subsistencia familiar y la adquisición de insumos agrícolas menores, y para el abastecimiento de los comerciantes. Su actividad comercial se encuentra un poco más desarrollada entre Íquira, Rionegro, Valencia de la Paz y los municipios vecinos, destinos finales de su producción agrícola y de ganadería extensiva.

La red vial que cruza su territorio es de 300 kilómetros, en su mayoría constituida por vías terciarias estrechas, sin pavimento, de tránsito difícil y deficiente infraestructura de drenaje y subdrenaje, lo que obstaculiza el transporte y comercialización de los productos agrícolas, por lo cual los habitantes de Rionegro y San Luis prefieren salir al municipio de Tesalia, y los de Valencia de la Paz y sus alrededores al municipio de Teruel. Es una situación en que el aislamiento y la desarticulación retrasan su desarrollo socioeconómico, pues los municipios cercanos se quedan con los beneficios de su economía.   

En cuanto a los servicios públicos, el 86.6% de las viviendas cuenta con energía eléctrica, pero sólo el 62.3% dispone de acueducto y el 55.3% de alcantarillado. El servicio telefónico es muy incipiente, pues cubre sólo el 12.6% de las casas. No hay conexión al servicio de gas natural.

La situación educativa es de bajo cubrimiento: el 13% de la población entre los 5 y 14 años no sabe leer ni escribir, lo mismo que el 13.5% de 15 años en adelante. El 4.4% de los niños atiende a la educación pre-escolar, el 52.9% a la básica primaria y el 21.3% a la educación media. Solo el 2% ha alcanzado los niveles de pregrado y postgrado.

En síntesis, a pesar de ser un municipio rico en recursos naturales, de un paisaje particularmente hermoso habitado por personas muy cordiales y laboriosas, y con potencialidades para ser un gran polo de desarrollo agropecuario e industrial para el Departamento, se encuentra en estado de atraso y aislamiento. Cuenta con un buen Plan de Desarrollo que de lograr cumplirse significará un futuro promisorio para la “Arcadia del Huila”, como con justeza lo llama en su himno el compositor opita Luis Alberto Osorio, el músico andariego que supo cantar como ninguno a la belleza de su tierra.