La Nación
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La cosa nuestra

Mientras que no haya una reforma a las penas que les imponen a los políticos colombianos que se roban y ayudan a robarse los dineros del Estado, a estos no les temblará la mano para continuar el desfalco. La pena de catorce años que le impusieron a Iván Moreno, por haber constituido con su familia una organización para delinquir es más bien un grito de victoria para los ladrones del Estado. Este señor, con las rebajas que obtendrá, pagará sólo un puñado de años y después saldrá a disfrutar del dinero que se robó de los bogotanos. Este mal, que es más grande que las Farc y los paramilitares juntos, será difícil de extirpar si no se castiga severamente y sin ninguna rebaja a los miembros de las “casas políticas” que se han tomado el presupuesto público de todo orden. Porque es evidente, lo sabe todo el mundo, que muchos políticos constituyen famiempresas electorales con el único fin de robarse el erario de municipios y gobernaciones.

El que manda es el jefe de la familia (el Capo di tutti capi), luego él hace elegir al hijo, a un sobrino o a la esposa ––si es necesario el jefe de la familia se separa de su esposa formalmente para no inhabilitarla–– para continuar con el poder y el saqueo. Y como toda familia criminal que se respete, utilizan alias para no ser identificados. Para el caso del robo al erario de los bogotanos a el ex Alcalde Samuel Moreno lo llamaban "La Doctora", al ex Senador Iván Moreno lo apodaban "El Jefe", al contratista Emilio Tapia le decían "El Gordo", al también contratista Julio Gómez le decían "Peluche", al abogado Álvaro Dávila lo apodaban "El Enano", a Liliana Pardo le identificaban como "La Mamá", a Inocencio Meléndez lo conocían por el alias de "Kunta Kinte", y cuando se referían a los hermanos Moreno, eran nombrados como "La Casa". Y por supuesto, estas famiempresas criminales tienen a su alrededor otros protagonistas como aquel que le organiza los negocios a la familia (el Casetto), o el que la asesora o le aporta ideas en cómo apropiarse del presupuesto mediante las “comisiones” (el famoso Consiglieri)

En el Huila no escapamos de esta enfermedad pues ya se ventila la sucesión familiar del poder en varios de nuestros municipios, con el único propósito de seguir manejando con descaro el presupuesto municipal, para que varias famiempresas continúen beneficiándose del carrusel de la contratación como sucedió en Bogotá, en donde la familia Moreno Rojas coronó su saqueo.