La Nación
COLUMNISTAS

La diferencia

Fernando González Pacheco, época clásica de nuestra televisión, sentimos especial nostalgia su partida. Fueron momentos de gloria, donde todavía se veía televisión en familia, los mejores programas culturales, igual podemos decir de los programas de concursos, es decir, época inolvidable de vigencia de valores importantes dentro de la sociedad y la familia.

Qué diferencia con la actualidad; donde no existen programas formadores de seres humanos con valores, ahora los antivalores; nada de fomento a la cultura, la unión familiar, el respeto por los demás; hoy existe el comercio del ser humano, la guerra, la destrucción, la violencia en los grados más atroces, el sexo como un acto de comercio y de fomento de la prostitución, el sexo por dinero y no como una exaltación del amor, en fin la sociedad más degenerada, teniendo como punto de partida la televisión, donde se realizan todos los ciclos educativos, hasta la maestría en el delito, en la guerra, en la violencia, en fin en todo aquello que atenta contra la dignidad del ser humano.
Aquí no vale Constitución, no valen principios, nada de valores, eso es carreta; lo que vale es la destrucción, una sociedad en ruinas.

Y se siguen preguntando, porqué la desintegración familiar, por qué padres irresponsables que no saben de la vida de sus hijos, por qué menores asesinando y formados en el sicariato, por qué menores secuestrando, por qué el maltrato familiar, toda una sociedad llorando su propia desgracia. En fin, cambiamos a Pacheco, por Rodríguez Gacha y Pablo Escobar, y un Estado indolente que no hace nada para erradicar este estado de cosas tan detestable.

Por eso nuestros niveles culturales tan bajos, épocas como animalandia, compre la orquesta, Gloria Valencia de Castaño, historia de Alberto Dango Uribe, Abelardo Forero Benavides y el Doctor de Zubiria, en fin, todo eso que generaba cultura se fue a la basura, como se fueron a la basura los valores que ellos fomentaban. Ojala, la muerte de Pacheco, sea un alto en la reflexión sobre nuestra televisión. Como el, se está muriendo Colombia, en esta enfermedad terminal de los antivalores y la destrucción, del ser humano y la sociedad. Antes que documentos estériles de paz de poca monta, hay que hacer una verdadera revolución cultural, reconstruyendo valores y principios; es la mejor paz. Pero decir todo esto es ser anticuado, ser degenerado es lo moderno.