La Nación
COLUMNISTAS

¡Lo abuchearon!

El comentario de Elías

Integrantes de ‘El Partido del Tomate’ lo abuchearon en Soacha. Querían cumplir su promesa, lanzarle tomate como a cualquier político tradicional: congresista, concejal, procurador, magistrado o expresidente. Ya lo habían hecho con imágenes impresas en vallas. Y lo habrían hecho con Uribe si éste no hubiese sido protegido por su escolta.
Lo abuchearon y no le creyeron su declaración de amor: ‘Amo a los productores de tomate’, exclamó con furor, mentira evidente e indignante, otro artilugio de campaña electoral, otra ficción de político ávido de votos, otro cinismo del lenguaje. Los recuerdos estaban vivos, no habían enterrado el episodio de los falsos positivos, el asesinato de once jóvenes hechos pasar por guerrilleros.

También lo abuchearon los boyacenses. No han olvidado las afrentas del expresidente con los campesinos de allí y de todo el país: la trampa de Agro Ingreso Seguro para favorecer a opulentos del campo, el Tratado de Libre Comercio para apoyar capitales internacionales, la empresa de Energía de Boyacá vendida al mejor postor, la disminución de los bajos salarios durante sus dos mandatos, el asesinato de líderes paperos… ‘Boyacá no lo quiere’ le gritaron insistentemente, ‘Queremos una vida digna’

¡Lo abuchearon en San Andrés! Tampoco los isleños olvidaron la ineptitud de este y otros expresidentes, origen real del cercenamiento de su mar, tan vital para los raizales. Lo abuchearon en Londres y Washington por sus veleidades con paramilitares; en Mosquera, Cundinamarca, durante un taller del Puro Centro Democrático. La ciudadanía abuchea al ‘Gran Colombiano’, al mejor subalterno de la elite voraz y mezquina, nacional e internacional.

Lo abuchearon y este abucheo significa un grito de indignación, protesta contra este y todos los expresidentes, contra este y todos los políticos. Hace parte de la otra voz que reclama una Colombia incluyente, igualitaria, más humana. Denuncia el abuso sobre un pueblo, abuso maquillado con estadísticas trucadas y declaraciones optimistas. Acusa a la elite y sus políticos que sólo sirven a los pudientes nacionales e internacionales y a la voracidad personal.

Lo abuchearon y este abucheo también significa el error de confiar en cualquier profesional de la política. Nada es tan peligroso como un disfrazado de mesías intentando salvar el mundo, lo convierte en el peor de los caos, en lo mejor de lo peor como sucede con los abucheados o los sedientos de historia. Y nada es tan reconfortante como la ciudadanía asumiendo su destino, descubriendo en este abucheo un ‘¡viva!’ a la responsabilidad ciudadana, libre de dictaduras partidistas, dueña de sus propias reivindicaciones.
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