La muerte sorprendió a José Neizer durmiendo. El arrullo de la lluvia que caía sobre el viejo techo de la casa de sus padres contribuyó para que el sueño fuera profundo y no pudiera prever la amenaza de la montaña, que de tanto recibir agua por la temporada invernal se ablandó y desprendió un pedazo sobre la vivienda de los Olaya Rojas, dejando el trágico saldo de uno de los miembros de la familia muerto y otro herido.
En la verada Horizonte, de Palermo, todos coinciden en decir que la muerte inesperada del joven José Neizer Olaya Rojas es una gran pérdida para la familia y para la comunidad.
Sin embargo, se resignan en aceptar que fue algo del destino; pero lo que no pueden tolerar es que a pesar de ser una zona cafetera de las más prósperas de Palermo estén en el olvido total. Y ayer pudieron comprobarlo cuando a la madrugada los vecinos llegaron hasta la casa ya destruida de los Olaya Rojas para auxiliar a la familia y lograron rescatar del lodazal formado por el derrumbe a Leider Olaya Rojas, de tan solo 10 años de edad, pero tuvieron que esperar hasta las 9.00 a.m. para poder trasladarlo hasta Neiva, para que recibiera atención médica.
El motivo de la demora fue la carretera, ni siquiera los bomberos de Palermo pudieron sortear los ocho derrumbes que tienen aislada a la población, por lo que la misma comunidad tuvo que cargar el cadáver de José Neizer para sacarlo hasta donde una camioneta lo recibió y luego lo subieron al carro de los bomberos para llevarlo hasta la morgue municipal, donde las autoridades le practicaron la necropsia.
El doloroso itinerario que tuvieron que padecer los familiares y amigos de José Neizer hicieron aún más aguda la situación, especialmente para los padres del joven, don Reinel Olaya y la señora Lourdes Rojas.
“Mi muchacho era una persona muy especial, siempre estaba pendiente de mí. Él era el que me acompañaba a todas partes, era el tercero de los cinco hijos que tenemos, porque el mayor está en Yopal, una hija vive en Neiva y en la finca vivíamos con ellos los dos (el fallecido y el herido) y el menor”, le cuenta a LA NACIÓN el afligido padre, mientras se limpia las lágrimas con las mangas de su camisa.
José Neizer a pesar de su juventud era el “socio” de su padre en las labores de la finca, y cuando no tenían muchas tareas en su cultivo de café, ayudaba a su padre en los compromisos que adquiría para realizar trabajos con sus vecinos.
“Era como mi mano derecha para el trabajo, para lo que se necesitara él siempre estaba ahí. Me duele mucho saber que ahora me quedo solo”, dice con resignación don Reinel.
Sin Hijo y sin casa
A la pérdida de su hijo, y de tener otro en el hospital, a los Olaya Rojas se les suma el problema de no tener casa. La montaña se la llevó como se ha llevado varias de la misma vereda, cuyas familias todavía están esperando que la administración municipal les llegue con las ayudas.
La comunidad que se reunió para colaborar con el rescate fue enfática en pedirle al alcalde de Palermo, Orlando Polo Pimentel, que les arreglen la carretera, porque los derrumbes son constantes en esa zona y además los perjudica, porque no pueden sacar el principal producto que es el café.
“Desde hace rato le estamos pidiendo a la Alcaldía que nos arregle esta vía, que ya está en muy malas condiciones, pero no nos ponen cuidado. Ahora que se presenta la temporada invernal entonces tenemos que padecer por los derrumbes y en caso de una emergencia como la de hoy (ayer), no sabemos qué hacer, porque no entra carro”, expresó Efraín Perdomo, presidente de la Junta de Acción Comunal de ese sector.
Desde la Alcaldía de Palermo se conoció que se había decretado la Urgencia Manifiesta para poder atender la situación que viven unas seis veredas que se encuentran aisladas por derrumbes en el sector del corregimiento de Nilo y habían anunciado el envío de maquinaria para la remoción de los derrumbes; sin embargo ayer hasta el mediodía todavía la situación seguía igual.
