La Nación
COLUMNISTAS

Los carros del exprocurador Ordóñez

De todos los procuradores que el país recuerda, Alejandro Ordóñez ha sido el más polémico, sin duda. Recientemente le cobraron haberse quedado con un nutrido esquema de seguridad tras su salida de la Procuraduría y le sacaron las cuentas de lo que han costado sus escoltas y sus carros que, según una resolución de la misma entidad, mantendrá por cuatro años más según lo determinen los estudios de riesgo.

Con los carros de Ordóñez ha pasado lo mismo que le ocurrió durante los siete años largos que estuvo al frente del Ministerio Público: al último procurador le han pasado factura con dureza por conductas que en su momento también desplegaron sus antecesores o por actitudes incluso menos desafiantes de las que tuvieron otros procuradores. ¿Por qué? ¿Acaso les parece grave que lo haga un "godo cavernario" pero no genera alarmas si las mismas cosas las hace un "liberal progre"?

Miren ustedes: en el caso de su reelección, a muchos críticos les pareció horrible que Ordóñez se postulara teniendo familiares de magistrados nombrados en su entidad, pero nadie dijo nada cuando Edgardo Maya pedía votos de senadores, también para reelegirse, teniendo a muchos de ellos en capilla con procesos abiertos que se volvieron una moneda de cambio para lograr su propósito. A nadie le asombró tampoco el inmenso poder burocrático de la Procuraduría antes de la llegada de Ordóñez al cargo y ahora todos opinan que es un despropósito tener más de cuatro mil empleados y un costo de medio billón de pesos anuales.

Con los carros, insisto, pasa lo mismo: Carlos Gustavo Arrieta tuvo un esquema de seguridad hasta seis años después de haber salido de la procuraduría, sin que corriera un riesgo real, y Jaime Bernal Cuéllar le tenía escoltas hasta a los nietos dos años después de haber dejado el cargo. A todos les pareció normal pero que un mes después Ordóñez tuviera para él y su familia, seguridad a cargo del Estado se les antojó indignante y pusieron el grito en el cielo.

¿Por qué con Ordóñez todo es más feo e inmoral y con sus antecesores las mismas conductas -o peores- eran tan normales?…No digo que haya que pasarle cosas al último procurador pero sí digo que hay una doble moral entre algunos de los que hoy le critican y en el pasado se quedaron callados frente a otros jefes del Ministerio Público que también hubieran merecido su reproche.

Más allá de los unos y del otro, la que quedó mal diseñada fue la procuraduría en sí misma y habrá que revisar su configuración y sus alcances pronto. Por ahora conviene reflexionar en la doble moral e hipocresía colombiana.