La Nación
COLUMNISTAS

Los lobos

Todo lo que se alimenta, crece. Si empiezas una batalla y ya te sientes derrotado, estés seguro que perderás la contienda. No hay cosa más aburridora que conversar con personas que viven quejándose de todo. A toda hora son víctimas de algo o de alguien. Ese tipo de personas, enrarecen el ambiente. Muchas de ellas están llenas de CO2, bióxido de carbono, es un  gas tóxico y lo grave es que contagian a mucha gente que no tiene una personalidad definida. No olvides que lo que tú alimentas, crece. Los problemas síquicos, con frecuencia son creados por la misma persona y si los alimentas, se volverán enfermedad crónica.

Te invito a leer esta historieta: “Un viejo indio estaba hablando con su nieto y le decía: -Hijo, hoy me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo enojado, violento y vengador. El otro está lleno de amor y compasión-. El nieto preguntó: -abuelo, dime entonces: ¿cuál de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón? El abuelo contestó: -Desde luego que ganará aquél que yo alimente mejor”-. Hay familias en donde los temas de conversación recurrentes es el sufrimiento que han tenido a causa de la violencia y siembran en sus hijos el odio y el deseo de venganza. Acaso, ¿el odio y la venganza arreglarán los problemas? El odio y la violencia, generan más problemas. El pasado ya pasó, se debe construir el futuro, viendo con intensidad el presente. No se trata de negar el pasado, él debe ser una escuela de formación personal y social. Se aprende de los errores para no repetirlos. El pasado no tiene arreglo; tiene arreglo el futuro si sabemos vivir bien el presente. ¿Qué culpa tienen las generaciones actuales si sus antepasados han sido malos? Cada quien responde por sus actos. ¿Por qué estigmatizamos a las personas?

Apliquemos esta frase del gran novelista y literato inglés W. Shakespeare: “El tiempo es muy lento para los que esperan, muy rápido para los que tienen miedo, muy largo para los que se lamentan, muy corto para los que festejan. Pero para los que aman, el tiempo es eternidad”. Disfruta cada día como si fuese el último de tu vida terrena. Siembra todos los días el bien y así lo cosecharás mañana. No seas atrevido en tus comentarios. Hay personas que se la pasan todos los días arreglándoles la vida a los demás y no se ocupan de la suya, que es un desastre. Son “maestros” para enseñar, pero son incapaces para aplicarse lo que critican. Tan fácil que es mirar a los toros desde la barrera. ¿Por qué no te lanzas al ruedo, a ver, cómo lo haces tú? Acepta tu realidad para transformarla. Un optimista ve una oportunidad en todo problema; un pesimista ve un problema en toda oportunidad. El éxito no llega de la noche a la mañana, él es fruto de la constancia y la perseverancia. Si lloras por no tener el sol, las lágrimas no te dejan ver las estrellas. Para tu crecimiento personal, busca personas y grupos que te ayuden a crecer, pues como dice la sabiduría popular: el que anda con lobos a aullar aprende. Selecciona a tus amistades; ellas te ayudan a crecer o a decrecer, escoge.
+ Froilán, obispo de Neiva.