La Nación
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Los ricos sedientos

Un poco tarde nos acordamos del denominado “fenómeno del niño”, andábamos ocupados en otros menesteres como la tregua unilateral de las Farc y la firma del acuerdo de justicia transicional, nos lo advirtieron desde hace rato pero las acciones para prevenir las consecuencias fueron inocuas.  

Una vez se dieron las cosas entonces rebobinamos los hechos y de inmediato culpamos a los efectos meteorológicos del mencionado fenómeno de la sequía que padecemos, lo cual como deporte nacional se repite constantemente porque lo mejor es culpar a todos antes de asumir la responsabilidad que nos corresponde por la disminución de los caudales en las diferentes fuentes de agua, lo cual es ante todo consecuencia de muchos años de descuido medio ambiental en los nacimientos y cauces de todos los afluentes del país.

Por ejemplo, recuerdo que hace 20 años se discutía en la Alcaldía de Neiva sobre los cuantiosos recursos que debían trasladarse a la CAM para el cumplimiento de sus funciones y el compromiso que debería esperar la ciudad por parte de la entidad con la cuenca del rio Las Ceibas. Hoy desconozco cuales son los resultados de esos esfuerzos, pero a juzgar por la situación del rio creería que no han sido los esperados.

Idéntica situación podríamos considerar en otros municipios donde los alcaldes se pelean cada cuatro años por ser miembros del Consejo Directivo de la CAM pero al parecer los resultados para el medio ambiente, en especial de las fuentes de agua de sus municipios, no se compaginan con su presencia en dichos cargos.

Así las cosas, es poco lo que hemos hecho por cuidar el medio ambiente y por supuesto el agua, nos han dicho que somos un país muy rico en el preciado líquido pero curiosamente esta semana nos encontramos con que en muchos municipios ha sido necesario racionalizarla porque las fuentes están agotándose.

El IDEAM nos advirtió con suficiente anticipación que se nos venía un fenómeno meteorológico muy fuerte, poco o nada se hizo, las corporaciones autónomas regionales que reciben cuantiosos recursos no solo de los municipios sino de los agricultores parecen haber sido incapaces de afrontar el problema puntual, mucho menos han asumido su responsabilidad en detener el abuso sobre el medio ambiente y las correspondientes consecuencias en el suministro de agua.

Definitivamente somos un país pobre, mentalmente por supuesto, pues aunque tenemos abundantes fuentes de agua nos estamos muriendo de sed, es decir somos los ricos en agua más sedientos del mundo, curiosa paradoja, ¿o no?       
garcia.francisco@javeriana.edu.co