La Nación
EDITORIAL

Microtráfico: ¿Qué está pasando?

El expendio callejero de estupefacientes se ha convertido en uno de los graves detonantes de la inseguridad urbana. El comercio clandestino de sustancias prohibidas en Neiva y en muchas ciudades del Huila y del país, está creciendo en forma alarmante.

El consumo de drogas ha venido creciendo en todos los sectores, afecta a hombres y mujeres, jóvenes y adultos, en todos los estratos y niveles de escolaridad.
La cocaína, la marihuana (hidropónica) y las drogas sintéticas (éxtasis) constituyen el nicho del mercado clandestino a pequeña escala. Y se distribuye  en bares, en reconocidas discotecas, en la calle y lo triste, en los propios claustros universitarios.

Según la Policía, en solo un año, se decomisaron 991 toneladas de marihuana y 19,9 toneladas de cocaína destinadas al menudeo que deja incalculables ingresos a las redes que manejan el negocio.  El consumo de marihuana producida en ‘invernaderos’ es un jugoso negocio.

Los grandes decomisos de marihuana de este tipo muestran la magnitud del negocio. No son pequeñas cantidades, son toneladas las que se decomisan. La mayoría procede del Cauca.
 
La disputa por el por el dominio del expendio callejero de drogas ha venido generando la aparición de bandas armadas emergentes. Y por supuesto, factores de perturbación que incrementan la inseguridad y la delincuencia.

El microtráfico se ha convertido en uno de los detonantes de la inseguridad y en una estrategia delictiva de poderosas organizaciones para masificar el consumo de estupefacientes.  En Bogotá, muchos de los crímenes selectivos registrados en las últimas semanas, han  estado asociados a las bandas dedicadas al narcomenudeo.
Neiva y otras ciudades como Pitalito, Campoalegre, Garzón y La Plata, sienten también los efectos de esa peligrosa expansión.

Además, algunos ciudadanos ven en el fenómeno una opción laboral para conseguir ingresos, pero terminan incorporándose al crimen mediante el ingreso a las organizaciones asentados en las ciudades.

El microtráfico está asociado con la pobreza, el desempleo y la falta de oportunidades. La mayoría de mujeres detenidas en la cárcel distrital de Neiva, son madres cabeza de familia, procesadas por microtráfico.

Familias enteras, dedicadas a este negocio, incluyendo a los menores de edad, han sido capturadas en flagrancia. Esa es una dimensión social de un negocio en plena expansión.

El microtráfico, es otra grave amenaza, difícil de combatir, sólo con represión. Cuando hay  familias enteras, dedicadas al narco-menudeo, algo grave está pasando. El ‘Plan de choque’, puesto en marcha para enfrentar este delito, en el caso de Neiva, arrojó pobres resultados. Algo grave está pasando.

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“El comercio clandestino de sustancias prohibidas en Neiva y en muchas ciudades del Huila y del país, está creciendo en forma alarmante”.
 
EDITORIALITO
Los crímenes selectivos que se vienen registrando en Campoalegre, deben aclararse. Las autoridades deben investigar a los autores, al parecer, claramente señalados. Una ‘limpieza social’ como se menciona, no debe tolerarse.