La paz no se decreta. Se construye. El conflicto colombiano, es esencialmente socio-económico-político. Es perverso y condenable que haya quienes traten de utilizar la negociación con fines electorales y politiqueros.
Para que los acuerdos que fundamenten la negociación, tenga sentido social y pactico real, debe contener el compromiso, de parte del gobierno y del régimen que representa, de remover todas las causas que lo hicieron posible.
La superación del conflicto, exige reforma agraria y urbana integrales. Reforma educativa y de la salud, responsables e integrales. Garantía de trabajo digno con remuneración justa y depuración de todos los órganos de poder, entre otras.
Colombia es el país más inequitativo del continente. Está entre los de mayor corrupción, en el planeta. La mayor percepción de corrupción, se concentra en la institucionalidad, dominada por la politiquería, el clientelismo y la corrupción.
El surgimiento de la insurgencia; Farc, M-19, Epl, Erp, entre otras, es imputable, directamente a la irresponsabilidad política y social de los gobiernos del Régimen y la estructura del mismo Régimen. Se negaron y niegan a ejercer democracia plena, como ordena la Constitución.
La inseguridad general, es creciente, a pesar de las cifras del gobierno. La impunidad es rampante. Los autores intelectuales quedan impunes. El poder político y la institucionalidad, están cooptados por delincuentes de cuello blanco de todos los pelambres.
¿Dónde están los autores intelectuales y las condenas por los 6.000 homicidios reconocidos por Mancuso? ¿Y los de los 2.500 de Jorge 40? ¿Y los de 533 de alias Don Antonio? ¿Y, los de más de 4.500 sindicalistas asesinados. Y los de más de 6.525 desaparecidos y más de 28.245 ejecutados extra-oficialmente, más de 5 millones de desplazados, más de 5.000 del exterminio de la UP. Son solo los registrados, entre 1986 y 2008.
La continuidad de los hechos, anestesiaron el sentimiento y la solidaridad humana, al punto que, solo inquieta a los familiares más cercanos.
Si el pueblo fuera consciente de la magnitud y gravedad del conflicto, se revelaría contra el gobierno y sus secuaces, para exigir la superación de las causas del conflicto.
¿Quiénes son los enemigos declarados y encubiertos, de la superación del conflicto?
La recalcitrante derecha liberal-conservadora. Nada le importa las precarias condiciones de las mayorías condenadas a la pobreza y la miseria.
Son, entre otros, las aristas y desafíos para la superación del conflicto. ¿Será posible que el régimen y sus élites lo permitan? Los hechos lo demostrarán.