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Objetivos del milenio 2015-2030: ¿podrá Colombia?

Volvió Naciones Unidas a fijar, después de años de discusión, los nuevos objetivos para el período 2015-2030. Independientemente de que no se hayan cumplido los anteriores como se esperaba, 2000-2015, varios elementos deben destacarse. En primer lugar, ha sido de vital importancia para el mundo, haberle quitado al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional, el dominio sobre las directrices del desarrollo mundial. Con una cara más humana y desafortunadamente menos pragmática, gracias a este nuevo rol de Naciones Unidas el mundo, especialmente aquel en desarrollo, escucha otras voces que difieren de las recetas económicas únicas a que se vieron sometidos los gobiernos durante gran parte del siglo XX. En segundo lugar, lo que se reconoce actualmente es que no obstante no haberse cumplido las metas anteriores, si hubo avances significativos en todas ellas, en unas regiones más en otras menos. El mayor logro fue haber sacado de la pobreza mil millones de personas, más de 600 millones en China.

Sin entrar a evaluar lo que Colombia logró en esos 15 años, como su reducción significativa en pobreza y muy poco en equidad, lo interesante es ver con realismo las posibilidades de cumplir los Nuevos Objetivos del Milenio que ahora no son 8 sino 17, con 160 metas, y no se refieren solo a los países en desarrollo y pobres, sino que tocan también a los países industrializados que se acercan peligrosamente a situaciones de pobreza y desigualdad que se suponía habían superado. Es de alguna manera lamentable que la brecha ente países ricos y pobres se esté reduciendo más por las crisis de los ricos, aunque también debe reconocerse el progreso relativo de los llamados emergentes.

Acabar con la pobreza extrema en 2030, reducir significativamente la desigualdad y vivir en armonía con el medio ambiente son las grandes prioridades. Como afirma la Secretaria General de la CEPAL, "La diferencia entre ambas agendas (2000-2015, 2015-2030) es relevante para América Latina y el Caribe: la nueva hoja de ruta aborda varias dimensiones de la desigualdad, el principal problema de nuestra región." Esto es cierto porque reconoce que el empleo digno es la clave, revaloriza el papel de la educación, incluye el tema de prevención de riesgos, la urgencia de la protección social y como afirma la CEPAL "incorpora la noción de bienes de interés colectivo, como la protección de los océanos, la atmósfera y la biodiversidad."

El reto para Colombia es inmenso porque en el corto plazo se da por sentado que el proceso de desaceleración de la economía continuará, nadie sabe hasta cuándo; no tenemos oferta exportable a pesar de tener una tasa de cambio favorable; la recuperación de la base productiva en el agro y en la industria requiere mucho tiempo y la situación fiscal es muy preocupante.  Pero, y este es el tema interesante, si se firma el Acuerdo de Paz como debe suceder, el cumplimiento o por lo menos el esfuerzo por hacer realidad aspectos cruciales del desarrollo incluidos en los dos grupos de Objetivos del Milenio, tienen que considerarse, obviamente estableciendo prioridades y tiempos, dentro de las metas del país en los próximos años.

Si por el contrario, esas elites egoístas de este país que no les gusta pagar impuestos; que solo creen en las limosnas para los pobres; que quieren seguir conservando privilegios, continúan imponiendo sus agendas, no solo no se cumplirán los Objetivos del Milenio, viejos y nuevos, sino que no habrá paz sostenible. Por ello, lo que suceda entre este momento y el 23 de marzo del 2016 es absolutamente crítico para el país. Estas voces disonantes que prefieren la guerra a la paz bajo su mando argumento de que quieren una paz sin impunidad, no pueden convertirse en instrumentos de quienes desean realmente que nada cambie, porque el pasado los benefició en exceso. No podemos caer en esa trampa porque no solamente frustraremos el verdadero progreso de Colombia y la paz, sino que quedaremos muy mal ante la comunidad internacional. Y puede que esto último si les preocupe a esos súper ricos de esta sociedad que ahora ya no se casan en Cartagena sino en Saint Tropez.
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