La Nación
EDITORIAL

Qué vergüenza

Vergonzosos sin duda, los momentos que padece la justicia colombiana en su conjunto, inmersa en un sinnúmero de escándalos, enojosos episodios, trapisondas, tráfico de influencias, defensa a ultranza de irritantes privilegios pensionales, disputas internas que no solo desgastan sino que desdicen profundamente de la categoría inmaculada a que están obligados los que han sido depositarios de la más alta condición noble por la sociedad. Pero tantos casos deplorables se quedan cortos ante lo que ha ocurrido – y está ocurriendo – con el magistrado Henry Villarraga, del Consejo Superior de la Judicatura (CSJ), involucrado en la más impresionante demostración de abuso del poder, manejo indebido de procesos, parcialidad manifiesta, arreglo por debajo de la mesa de sentencias judiciales y evidente orientación ideológica en lugar del apego a la ley, que es lo único que debe obedecer un juez.

Y Villarraga hace parte – para mayor ignominia – de la Sala Disciplinaria del CSJ, esto es el más alto organismo judicial encargado de conocer en única instancia, de los procesos disciplinarios que se adelanten contra los magistrados de los tribunales y Consejos Seccionales de la Judicatura, el Vicefiscal, los fiscales delegados ante la Corte Suprema de Justicia y los tribunales. También de conocer de los recursos de apelación, y de hecho, en los procesos disciplinarios de que conocen en primera instancia las Salas Jurisdiccionales Disciplinarias de los Consejos Seccionales de la Judicatura.

Se trata, en resumen, de un juez de jueces, de un magistrado de magistrados, de un funcionario cuya probidad debería estar completamente a salvo de cualquier cuestionamiento, incluso de simple sospecha pues, como la “mujer del César”, no solo debe ser sino parecer. Y Villarraga no solo no ha sido sino que en las grabaciones divulgadas parece más un tinterillo de mala calaña que un miembro de alta corte.

Y aunque el antes honorable magistrado haya dicho que renunciará al cargo, pero que previamente se someterá a su juez natural, la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, lo que espera el país es que en su caso se aplique el máximo rigor lo que la ley prevé tanto para faltas disciplinarias como para eventuales delitos cometidos en este caso. Pero poca esperanza tenemos, porque resulta que el juez natural ha demostrado la más elocuente carencia de poder y autoridad moral; esa Comisión de la Cámara es de las cosas más inútiles del Estado colombiano, depositaria de la impunidad más rampante. Funcionario cuyo proceso caiga allá tiene la absoluta seguridad de que no le pasará nada. De manera que es el momento coyuntural – porque este país vive así, de salto en salto – para que se tomen medidas de fondo tanto frente al CSJ como a esa inservible Comisión. Una solución definitiva, incluida la disolución de este último organismo, no puede seguir aplazándose indefinidamente.

“Una solución definitiva, incluida la disolución de este último organismo, no puede seguir aplazándose indefinidamente”.

Editorialito

Merecida la exaltación que hizo la Asamblea Departamental al periodista deportivo Nelson Puentes Lozano por su trayectoria y aportes realizados en este noble oficio. Desde la radio promovió todas las disciplinas y fue uno de los promotores para que el Huila tuviera fútbol profesional, una de sus banderas.