La Nación
“Se vendió todo y quedó faltando” 1 11 mayo, 2024
NEIVA

“Se vendió todo y quedó faltando”

Cada día sin falta, desde hace tres años, Ada Cabezas abre su negocio para atender a sus comensales. Desde las seis de la mañana se pone su delantal rojo y los recibe con una amable sonrisa.

“Me gusta lo que hago, lo amo, me gusta cocinar, servir, atender a la gente, lo hago de corazón. Además es una buena opción para salir adelante cuando no se tiene una carrera profesional, o se es de un alto estatus social, hay que rebuscarse la vida y esta fue la manera que yo encontré”, contó mientras revelaba que aprendió todo lo que sabe en su natal Cali y que aunque extrañaba el champús, el ‘cholao’ y el pandebono la capital opita ahora es su hogar.

Ayer, el Día sin carro y sin moto en Neiva, se desplazó en taxi desde su casa para abrir su restaurante ‘Delicity’ ubicado en la carrera Sexta con calle Cuarta.
Desde muy temprano, notó que más personas de lo acostumbrado, visitaron su pequeño local, que es muy conocido en el centro de la ciudad, por la rica sazón y la atención, pues como ella lo afirma: “el negocio no es muy grande, pero sí el amor con el que atiendo a mi clientela”.

Doña Ada, vendió más desayunos de lo habitual, y ni qué decir cuando llegó la hora del almuerzo, le faltaban manos para atender junto con otras dos personas que le colaboran, a los empleados del centro de la capital opita, que al no poder usar su transporte particular, decidieron pasar de largo para luego regresar a la oficina o a sus negocios a laborar.
“Todo el día fue muy bueno para nosotros, desde las 6:30 de la mañana se empezó a llenar el restaurante, hasta las dos de la tarde la gente buscaba almuerzos. Se vendió todo y quedó faltando” comentó.

Sopa de guineo, lentejas o macarrón, pollo al vino, carne o pechuga asada, ensalada y limonada fue el menú que ofreció a solo 5.500 pesos. “Mantuvimos los mismos precios, no nos íbamos a aprovechar de las personas que a causa de la medida tuvieron que quedarse en el centro a almorzar, lo que pretendemos es ofrecer siempre un buen servicio sin importar el día. Aquí siempre van a encontrar muy buena atención, calidad humana. Lo mejor es que lo atiende su propietaria y hay un buen grupo de trabajo que siempre los recibe con mucho gusto”.

“Tuvimos alrededor de 50 clientes, algo que normalmente no se da, aunque yo tengo muy buenos clientes que son fijos, casi siempre son de 25 a 30 personas que vienen”, añadió mientras limpiaba y recogía las mesas y sillas, luego de tan dura, pero fructífera jornada.
“No hay que negar que fue un muy buen día para nosotros, vino más gente a almorzar que la que acostumbra a venir, pero además me pareció una muy buena medida para ayudar a reducir la contaminación en el medio ambiente”, finalizó.