La Nación
COLUMNISTAS

¡Sin el pan y sin el queso…!

La ONU ha advertido que la cifra de 2.200 millones de pobres en el globo podría aumentar. Según ese mismo organismo, 1.200 millones de personas viven con apenas 1,25 dólares al día e incluso con menos. En países en desarrollo cerca de 1.500 millones están al borde de la pobreza.

El informe anual del programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentado recientemente en Tokio, señaló que a pesar de la disminución de la pobreza en el mundo, persisten situaciones de vulnerabilidad como los conflictos armados, los precios de los alimentos o el cambio climático, que amenazan seriamente el desarrollo humano haciéndolo menos equitativo y sostenible. Entre los colectivos más afectados se destacan las mujeres; las minorías étnicas, lingüísticas y sexuales; los migrantes; los habitantes de zonas rurales y remotas; los discapacitados y la población en países con recursos limitados. En verdad, los Objetivos de Desarrollo del Milenio definidos en el año 2000, entre ellos el de reducir para el presente año 2015 la pobreza extrema en el planeta a la mitad, están lejos de cumplirse.

En Latinoamérica la situación no parece ser mejor, la pobreza abarca a 165 millones de personas. Según Alicia Bárcenas, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, la bonanza obtenida principalmente  por los precios favorables  de las materias primas exportadas por el Subcontinente, no fue suficientemente aprovechada para el fortalecimiento de políticas de protección social que disminuyeran la vulnerabilidad frente a los ciclos económicos. Algunos pocos países de la región  como Paraguay, El Salvador, Colombia, Perú y Chile, presentaron disminución del índice de pobreza.

Colombia registró entre 2012 y 2013 una caída del nivel de pobreza de 2,2 puntos porcentuales pasando de 32,9% a 30.7%, y una reducción de 1.3 puntos porcentuales de la pobreza extrema, pasando también de 10.4% a 9.1%. Es de desear que con la caída de los precios del petróleo la sostenibilidad de dichos logros no resulte amenazada. Objeto de especial preocupación por parte de la CEPAL es la dificultad que enfrentan los jóvenes latinoamericanos para insertarse en el aparato productivo.

Se estima que un 22% de 143 millones de jóvenes carece de empleo y también de cubrimiento por parte del sistema educativo. Alicia Bárcenas considera que no es que los jóvenes no quieran trabajar o estudiar, sino que carecen de oportunidades. El gasto público social no ha de ser solamente una responsabilidad del Estado, sino una inversión que desemboque en un desarrollo económico más equitativo. Sin bonanza y con más pobres, se podría decir que, tristemente,  América latina se quedó, una vez más, “sin el pan y sin el queso…”