La Nación
‘Un acuerdo de paz no es una porción milagrosa’ 1 4 mayo, 2024
ENTREVISTA

‘Un acuerdo de paz no es una porción milagrosa’

‘Un acuerdo de paz no es una porción milagrosa’ 7 4 mayo, 2024
Facundo Guardado, excomandante del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y excandidato presidencial de El Salvador.
En el Salvador, la guerrilla fue amnistiada durante el proceso de paz que se adelantó en ese país centroamericano. No pagaron un solo día de cárcel lo que les permitió luego convertirse en la segunda fuerza política.

Así lo señala Facundo Guardado, excomandante del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y excandidato presidencial de El Salvador, quien en diálogo en exclusiva con LA NACIÓN, expresó sus impresiones sobre el proceso de Paz que adelanta el Gobierno de Colombia con la guerrilla de las Farc en.

En su visita a Colombia, como invitado a la ‘Cumbre de expertos internacionales: Reintegración, reconciliación y construcción de paz’, organizado por la Agencia Colombiana para la Reintegración, instó a los colombianos a seguir de cerca los avances del acuerdo de paz y señaló que es hora de perdonar y buscar la verdad para cerrar un capítulo amargo de la historia del país.

Aunque señala que todas las guerras son iguales, en el caso de su país lo que vino después de la firma de la paz como las pandillas, no tienen que ver con el posconflicto.

¿Cómo ve el proceso de paz que se adelanta en La Habana, Cuba, con el Gobierno Colombiano y la guerrilla de las Farc?

Es un gran momento para Colombia, lo que tienen en sus manos es una enorme oportunidad de diseñar la Colombia de hoy y del futuro. Y así poder poner fin a un ciclo armado de enfrentamientos por grupos rebeldes con el Estado. No tengo memoria de que en este país, haya habido una oportunidad como esta en la última década. Lo que he visto de la mesa de diálogo en La Habana, me siento confiado en que arribarán a un acuerdo de manera definitiva para poner fin al enfrentamiento. Hay dudas en una parte de la sociedad sobre el proceso y eso es natural. Es difícil creer en algo que durante cinco décadas se ha vivido en el marco de una confrontación armada. Pero estoy seguro que esa guerra con las Farc va a terminar.

Usted comandó el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional en El Salvador. Hizo parte del acuerdo de paz en 1992. ¿Qué decirle a las personas que ven el proceso de paz en Colombia como una mentira? 

Hay que respetar el escepticismo de las personas. Hay que decirles que vayan poniendo atención a los pasos que se van dando cada día en el proceso de paz. Que tomen nota de los avances. Seguramente a muchos les cambiará la opinión. Naturalmente habrá una parte de la población que no lo acepta. En El Salvador, también se vivió esa situación, hubo personas reacias y hasta ahora algunos dicen que los acuerdos de paz fueron un desastre. Lo importa es que la mayoría de la población respalde y avale para que el proceso en Colombia, siga su marcha.

¿Cuáles son las similitudes que encuentra entre el acuerdo de paz que firmó el gobierno de El Salvador con el FMLN en 1992, con el que se está llevando a cabo en Colombia?

El conflicto nuestro, fue muy cruel. Prácticamente no hubo una familia en el país que no se viera afectada de una u otra manera. Sí hay una diferencia muy importante. La guerra allá duró 12 años y fue esencialmente político. La guerra tenía su origen en la falta de espacios de participación política. El acuerdo de paz lo que resolvió en esencia además de ponerle fin a la guerra, fue abrir los espacios de participación. Ahora en Colombia, ha habido varias guerras, hay una complejidad mayor. En el marco de estas guerras está asociado el tema de los cultivos ilegales, productos de la droga, grupos armados, lo que genera una mezcla de guerrilla y grupos dedicados a negocios ilícitos. Nosotros hicimos la paz. En Colombia, hay un camino de hacer varias paces, varias reconciliaciones, poner fin a varios ciclos de violencia. Lo que sugiero para Colombia hoy, es poner todo el empeño en ponerle fin a los ciclos de violencia de origen político o con fines políticos. Esa es la oportunidad que tienen.  Un acuerdo de paz no es una porción milagrosa que va a resolver todo los males habidos y por haber en la historia del país. No. Cada día que se prolonga la guerra, hay más heridos, más muertos y más destrucción. No es cierto que alargando la solución se les está dando una respuesta a las víctimas.

En Colombia la guerra ha dejado miles de muertos, cientos de secuestrados, personas desaparecidas. ¿Fue diferente en la guerra civil de El Salvador?

Siempre es igual. Hubo muertos, lisiados, heridos, familias desplazadas, huérfanos en el marco de la confrontación armada. Lo que toca es poner la vista en el presente y hacer un diseño del país que queremos para el futuro. En El Salvador, hoy tenemos otro ciclo de violencia que es el de pandillas, pero no es una violencia de origen político. Desde nuestra perspectiva tiene su origen en la falta de compromiso de las autoridades, en la impunidad generada desde las instituciones.  Los excombatientes de la guerra son personas que a estas alturas tienen más de 60 años. Los pandilleros son jóvenes, hay hasta adolescentes de 12 años, es un nuevo fenómeno que se permitió. Se les permitió tener el control ilegal de algunos sectores. Es un problema que hay que buscarle también solución. No es la continuación de la guerra civil de los ochenta.

Los negociadores de la guerrilla en La Habana, han manifestado que no pagarán un solo día de cárcel. ¿Usted como excomandante del Frente Farabundo Martí pagó cárcel?

No. Allá, en el acuerdo quedó claro que el movimiento rebelde quedaba amnistiado. Luego hubo una amnistía en el Parlamento para las Fuerzas del Estado. De esa manera se resolvió y hubo una comisión de la verdad, otra para depurar a las fuerzas armadas que estaban señalados por violación a los derechos humanos. Fue duro, pero eso le elevó el prestigio a las Fuerzas Armadas. Con la comisión de la verdad se trató de esclarecer algunos de los crímenes que más conmocionaron a la sociedad. Nadie fue a la cárcel por haber participado en la guerra.

¿Hubo reparación a las víctimas?

En El Salvador se centró el esfuerzo en el programa de reconstrucción nacional, este fue con fondos nacionales que centró todo su esfuerzo en reconstruir infraestructuras viales, escuelas, clínicas, programas de vivienda. No se incluyó un apartado especial para las víctimas. El esfuerzo de Colombia debería concentrarse en tratar de acercarse a la verdad. Es importante para toda la sociedad encontrar la verdad. Por qué sucedieron unos y otros hechos. Ahora, no todas las familias quieren saber cómo murieron sus hijos o sus padres. Entiendo que hay personas que lo quieren saber y aspiran saber. La manera de compensar a las víctimas es dándoles un país mejor. La forma de honrar la memoria de quienes perdieron la vida es apoyando la paz.

La participación en política de los excombatientes de la guerrilla de las Farc es otro de los puntos de debate en Colombia. ¿Qué tan viable es reconocerlos políticamente?

La participación política es esencial, es un derecho como colombiano y a la medida que ellos entran a la institucionalidad, de que acepten la destrucción de las armas, de abandonar la guerra. Pasarán a tener los mismos derechos que tienen una persona con nacionalidad Colombiana. En El Salvador, el FMLN, probó en política y ha tenido presidente votado por más de la mitad de país. El Estado debe de asegurar que el ciclo de violencia con fines políticos termine.

¿Qué tan difícil fue que la sociedad salvadoreña aceptara a los ex combatientes del Frente Farabundo Martí en su proceso de reintegración y dejación de las armas?

Siempre hay una parte de la población que genera rechazo y otra que tiene miedo. Es difícil saber cuándo se presenta uno de estos dos factores. En El Salvador no se produjo una estigmatización de los ex combatientes, ni de la guerrilla ni del Ejército.

¿Cuáles fueron esos errores que se cometieron en la etapa del posconflicto en El Salvador que se podrían evitar en Colombia?

No hay soluciones mágicas. Lo que se vive en El Salvador hoy es un nuevo ciclo de violencia en el que las instituciones del Estado son responsables. No han cumplido a cabalidad su cometido, la élite política prefirió sacar ventajas de los nuevos ciclos de violencia. Hay una polarización de pequeños grupos que defienden pequeños intereses y les importa poco el país.  Es otra historia, son otros desafíos. A cada generación le corresponde asumir las responsabilidades de su generación e intentar dejar un país mejor.

Desde el año 2000 se desvinculó del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. ¿En la actualidad a qué se dedica?

Ahora estoy dedicado a opinar en diferentes medios de comunicación, soy articulista en un periódico que se llama la Prensa Gráfica. Participo a menudo en los espacios de debate en radio y televisión del país. En el momento no tengo una militancia de partido. Conozco a todos y tengo una relación cordial. En política no hay buenos ni malos. Soy un crítico respetuoso.

¿Valió la pena la firma del acuerdo de paz en El Salvador en el año 1992?

Tenemos un país con dificultades pero no hay duda que El Salvador de hoy es mucho mejor que el territorio en el que nacimos y crecimos. Hay alternancia en el poder, se respeta la voluntad de los votantes. Uno puede confiar por lo menos en la Corte Suprema.

¿Qué decirles a los colombianos que aún están escépticos con el proceso de paz con la guerrilla de las Farc?

Es un gran momento para Colombia, no lo pierdan. No se puede obligar a nadie para que por decreto deje de ser escéptico. Quienes están de cerca al proceso deben de dar mensajes claros de que no hay paso atrás y que sigue adelante. El avance de cada paso es lo que va a generar la confianza en la mayoría de la población. La invitación es que los colombianos sean capaces de imaginarse una Colombia mejor. Trabajar por ella, hablar del pasado buscando acercarse a la verdad, sin intensiones de revanchismo. Concentrando la energía en el presente y buscar un país mejor para el futuro.