No importa el abdomen plano, la figura, o incluso lo que se esconda bajo la ropa interior. En el barrio Emaya de Neiva hombres quedan ligeros de ropa y compiten carreras en medio del agua, harina y licor de despedir el nuevo año.
En la carrera de calzoncillos del barrio Emayá, sur de Neiva, no importa el físico, la estatura o la belleza. La única condición es quedar en ropa interior y correr hasta la meta.
En ropa interior tipo tanga o bóxer suelto o ajustado, decenas de hombres competirán mañana 31 de diciembre en la decimocuarta versión de la carrera en calzoncillos, que se realizará en el Barrio Emayá. No importa el abdomen marcado, tampoco la estatura, lo único que se necesita para participar en la particular maratón es despojarse de la ropa y correr, en medio de agua y harina, hasta llegar a la meta.
Jorge Narváez, de 82 años, electricista de profesión y más conocido como ‘El Sapo’, es uno de los gestores de la particular maratón que ya es conocida no sólo en Colombia, sino también en varios países del mundo. ‘El Sapo’ narró cada detalle de esta fiesta popular, con la que despiden el año en el sur de Neiva.
“Hace 13 años estábamos tomando trago con unos amigos y se nos ocurrió hacer un desfile en calzoncillos. Estábamos con Hugo Marín, Jairo Perdomo y otras personas del barrio y la carrera consistía en el que primero llegara en un breve recorrido por las cuadras del barrio; en aquella oportunidad salieron como tres o cuatro competidores”.
“En esa oportunidad apostamos aguardiente. No había más premios. Y los primeros que corrieron fueron ‘Bombillo’, ‘Petaca’, Julio y Gabriel; ya al año siguiente la idea creció, se hizo más grande y en adelante continuamos haciéndola cada año hasta que llegamos a como estamos hoy en día, que esto ya es una tradición”, comentó Jorge Narváez.
Tradición
En cada versión de la carrera, el número de participantes se hace mayor. Corredores aficionados llegan desde otros barrios de Neiva, latitudes del Huila, Colombia e incluso del extranjero.
Pero la carrera sigue siendo igual que en sus primeras versiones, toda una fiesta popular para despedir el año en prendas menores y con todas las de la ley.
“Año a año han venido más corredores, gente de otros sectores de Neiva, municipios del Huila, de Bogotá e incluso acá han corrido un español y un francés, eso fue como hace unos tres años. Pero la carrera venga quien venga sigue siendo la misma”.
“Los corredores se alistan en calzoncillos, se meten en el grupo y empiezan el recorrido. Mientras tanto, les llueve agua y harina de todos lados, ese es otro elemento de esta fiesta, por eso le decimos a quienes vienen como espectadores que no vengan muy arreglados porque acá a todo el mundo se le echa harina”, agregó Jorge Narváez.
Dinámica
La maratón en calzoncillos se realiza en el marco de toda una jornada popular, donde los niños también compiten por las calles del barrio Emayá, pero en una carrera de encostalados.
“Empezamos desde las 7:00 a.m. a marcar la salida y la entrada y mientras tanto vamos tomando cervecita. Por ahí a las 11:00 a.m. comienza la música en la tarima, a las 2:00 p.m. arranca la carrera de encostalados de los niños y luego viene la maratón en calzoncillos por ahí a las 3:00 p.m.”.
“Esta carrera inicia en la Carrera 19 con Calle Quinta, ahí está la tarima. Luego de la salida los corredores suben hasta la escuela del barrio Emayá, dan la vuelta, bajan tres cuadras, se devuelven y entran al punto de inicio. Adelante van tres muchachos pendientes de los corredores, ellos son ‘Calavera’, ‘Zancudo’ y ‘El Burro’. Son los que ponen orden para que la carrera lleve el curso debido”, mencionó Narváez.
Ganadores
Y como en toda maratón, en la carrera de calzoncillos del barrio Emayá hay ganadores y para ellos sus respectivos incentivos.
“Los primeros cinco concursantes que llegan a la meta se llevan un premio especial. Yo desde que comenzó la carrera le doy 5.000 o 10.000 pesitos al último que llega, se le entrega como premio de consolación envuelto en un rollo de papel higiénico. Los primeros puestos se llevan bicicletas, whisky y anchetas”.
“En la carrera de calzoncillos sólo corren mayores de edad, por eso tenemos aparte una carrera de encostalados para niños, a ellos también se les entregan premios. Los organizadores y la gente del barrio nos unimos para comprar regalos a los participantes. Acá es vital el apoyo que nos dan los almacenes de eléctricos y empresas como Bavaria, que nos prestan la tarima; acá del gobierno no se ve ningún tipo de colaboración”, manifestó Jorge Narváez.
Tal como lo expresó Narváez, mañana la jornada arrancará desde las primeras horas en el barrio Emayá. Si piensa ir, asista con ropa cómoda y dispuesto a gozar de una verdadera fiesta popular.
“Esto sólo se ve acá en Neiva, es una tradición que no podemos dejar perder, porque ya hace parte de nuestra cultura. A todos los neivanos que vengan y nos acompañen, que si no traen agua y harina, acá les echamos”, finalizó Narváez.
Maratón en interiores, un espacio de convivencia
Pero si algo tienen claro los organizadores de la carrera en calzoncillos del barrio Emayá de Neiva es que la misma es un espacio de sana convivencia, donde a pesar de la informalidad de la fiesta, hay normas que acatar por parte de los competidores y del público.
“Este es un espacio de sana convivencia, acá la gente viene y compite en paz. En alguna oportunidad hubo un problema con unos borrachos que venían de de otro barrio, pero no volvió a suceder. Nos han ofrecido acompañamiento de la Policía pero la cuestión es que como acá se echa agua y harina, de pronto estos señores se ponen bravos. Además acá no hay necesidad, nadie se pelea con nadie”.
“Hay reglas como en todo. Por ejemplo, nunca nadie ha quedado desnudo, porque es una regla. Acá se corre en calzoncillos pero nadie se los puede quitar, eso hace parte del respeto. Después de la maratón la gente va, se cambia y vuelve a bailar, pero todo con respeto. Ya en la carrera sólo corren hombres y estamos tratando de controlar que en el público hay mujeres que le pegan palmaditas en la cola a los hombres y eso puede generarnos problemas”, explicó el organizador, Jorge Narváez.