La Nación
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Un bloqueo en Neiva

El viernes pasado los gremios del servicio público de busetas y colectivos bloquearon el microcentro de Neiva, en protesta porque la actividad de mototaxi y taxicolectivo están afectando sus ingresos. Frente a este hecho, dos cosas: La primera, el bloqueo ya estaba anunciado y las autoridades dejaron que se llevara a cabo. Porque, se supone, que el bloqueo de vías no está permitido bajo ningún tipo de protesta. Cuando lo campesinos e indígenas salen a protestar por demandas justas, ante cualquier bloqueo la policía responde con todo, hasta heridos y muertos dejan las acciones violentas que esa fuerza pública despliega contra ellos; por supuesto, esos desmanes de los uniformados son inaceptables. Pero, ¿por qué el gremio de transporte público en Neiva sí puede bloquear las vías cuando quieran? Pueda que las demandas de estos gremios también sean justas, pero eso no les autoriza a impedir la libre movilidad de miles de neivanos a la hora que ellos quieran. La segunda, es que la actividad del mototaxismo no se acabará a punta de represión ni afectando a todos los que tienen moto en esta ciudad. Hay que desarrollar interinstitucionalmente políticas de empleo decente para una población que vive de la informalidad y es temerario pensar que se prohíba el parrillero en toda la ciudad, ya que la motocicleta está autorizada para dos personas. Generalmente la gente tiene una moto para su movilización, la de un familiar o la de un amigo; otra discusión, es que haya gente que la utilice para el mototaxismo. Además, hay otro elemento que los gremios del transporte público “aportan” en su contra, en contra de la misma ciudadanía, y se trata del mal servicio que en muchos casos prestan, con un parque automotor en desuso. Súmele a esto, que no cumplen con ofrecer un servicio para todos los ciudadanos sin distinción. Si la memoria no me falla, existe un acuerdo municipal en el cual se exige que ese tipo de transporte debe tener un acceso adecuado para la población que anda en silla de ruedas ¿La cumplen? Además, los conductores de busetas y colectivos son los campeones en infringir las normas de tránsito, les importa un pito parar donde quieran y formar trancón con suma tranquilidad. Basta con pararse en la esquina de la carrera séptima, entre calle octava y novena, para que cualquiera observe eso. Y uno se pregunta, ¿estos son los empresarios que van a manejar el Sistema Estratégico de Transporte Público de la ciudad? Porque la verdad sea dicha, estas empresas no son un buen modelo en la prestación integral de un servicio de calidad.