La Nación
Una mirada hacia la familia                  El arte de crecer 1 4 mayo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Una mirada hacia la familia                  El arte de crecer

             

Consuelo Serrato de Plazas

Para el escritor John C. Maxwell: «El día más grande de nuestras vidas es cuando tomamos total responsabilidad por nuestras actitudes. Ese es el día en que realmente creces».

Cada etapa del desarrollo humano tiene sus propias particularidades y refleja la forma de ser y comportarse de cada individuo. Si bien es cierto la madurez se suele relacionar con la fase de la adultez ello no garantiza un proceso de maduración emocional que permita mayor control de la existencia y de paso ser consecuente con ciertas realidades. En ese orden podríamos afirmar que el estado de madurez no se determina por la edad cronológica pues tal y como lo advierte Kemi Sogunle: «Todo el mundo crece, pero no todos maduran».

Alcanzar madurez emocional es de vital importancia en la vida de las personas sin embargo no siempre resulta fácil. Para lograrlo es forzoso llevar a cabo un trabajo constante orientado a desplegar habilidades sociales que favorezca el control de  emociones y ante todo poder expresarlas asertivamente dejando de lado prejuicios sociales y valoraciones intrascendentes y en contraste ser capaces de enfrentar los retos de la cotidianidad con sensatez y buen juicio.

De hecho la falta de madurez de ciertas personas se halla íntimamente relacionada con algunos rasgos de comportamiento expresados en impulsividad y pobre habilidad para la asunción de responsabilidades. Indecisión, baja autoestima, intolerancia a la frustración, temor a envejecer, por citar solo algunos.

Justamente en la actualidad se presenta un fenómeno denominado midorexia, patrón de comportamiento que se evidencia en hombres y mujeres después de los 50 años y se halla relacionado con la tendencia a prolongar indefinidamente la juventud, hecho que influye de manera determinante en la forma de pensar y  actuar. Shane Watson periodista inglesa que acuñó el término lo define como «la creencia de que serás atractiva para siempre y que, de hecho, ahora eres más atractiva que nunca, una circunstancia que sería un crimen no explotar antes de que sea demasiado tarde». El gran inconveniente se presenta cuando en el afán por preservar la juventud se adoptan actitudes equivocadas que generalmente no son compatibles con la edad conllevando en la mayoría de los casos a perder el hilo conductor de la existencia.

Conquistar la madurez emocional requiere de esfuerzo, constancia y disciplina. Perseveremos en el empeño por alcanzarla gestionando apropiadamente nuestras emociones y aceptando con decoro los retos que a diario nos plantea la vida. Parodiando al  filósofo alemán Martin Heidegger: «Madurar es cuidar lo que dices, respetar lo que escuchas y meditar lo que callas».