La Nación
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Urbanidad de Carreño

El cacareado “libre desarrollo de la personalidad” acabó con los valores, la ética y las buenas costumbres. En una sociedad que se debate en tantas crisis morales, debería entenderse que no podemos pedirle “peras al olmo”. Cómo vamos a extrañarnos que no se respeten a las mujeres o a los ancianos si no enseñamos esos valores morales.

Las buenas maneras se olvidaron totalmente en nuestra sociedad. Si le pregunto a cualquier persona mayor sobre la antigua clase de Urbanidad de Carreño en su escuela la respuesta es que hace falta. Si sometiéramos a los colombianos a decidir sobre la incorporación de una materia de este estilo la respuesta es afirmativa; no he encontrado hasta ahora a alguien que se pueda oponer. Otra clase complementaria importante era Educación Cívica, en la cual se enseñaba a apreciar los símbolos patrios.

Tampoco he encontrado a alguien que me dé explicación alguna de cómo la educación dio un giro y quitó de tajo en algún momento este tipo de clases. Naturalmente hoy en día habría que elaborar una nueva urbanidad de Carreño; la tecnología forzaría a tener muchos más ingredientes, por ejemplo relacionados con el uso del teléfono celular, de los vehículos, los ascensores, las escaleras eléctricas, la internet o el lenguaje cibernético.

En la casa podemos hacer lo posible por inculcar a nuestros hijos buenos comportamientos pero también sería ideal que en la academia se complementara esta enseñanza.

Entiende uno la liberalidad que ha impulsado la sicología pero no se han puesto a pensar que los resultados han sido nefastos. La incultura del ciudadano colombiano es preocupante, y es conocida a nivel mundial. Se fomenta la ilegalidad desde pasar el semáforo en rojo sin sonrojarse siquiera, botar la basura en potreros donde nadie esté viendo, de estrellar un carro en un parqueadero y volarse, no ceder el turno o el asiento a una mujer hasta los mismos casos de corrupción, entre otras muchas desafortunadas conductas que solamente degradan la sociedad.

Quizás la imposición de enseñanzas de comportamiento no sean la panacea pero contribuirían en algo a mejorar el desarrollo de la vida en nuestro país.
 
ramiromunoz@live.com