Hace un par de años, todo el país se escandalizó por el despilfarro de los dineros de la alimentación escolar en el departamento de Santander, un episodio –lamentablemente– con sello huilense.
Compra de tamales a una empresa de grúas, adquisición de postres a una asociación de padres de familia inactiva y hasta compra de mercados a una empresa transportadora, fueron algunas de las irregularidades de la ‘olla podrida’ que se destapó en ese momento.
El entramado de corrupción, a través del cual se robaron miles y miles de millones de pesos de la plata dirigida a la población infantil más vulnerable, estuvo en cabeza de la Cooperativa Multiactiva Surcolombiana de Inversiones, representada legalmente en ese momento por Luisa Fernanda Flórez Rincón. Detrás de ella estuvo todo el tiempo el empresario Germán Trujillo Manrique.
Tanto Flórez Rincón como Trujillo Manrique estuvieron en la cárcel por ese escándalo. Sin embargo, disciplinariamente, la única que respondió fue ella. Y por esto, ha vuelto a ser noticia. La representante de la Cooperativa Multiactiva Surcolombiana de Inversiones ha sido sancionada por la Procuraduría General de la Nación con inhabilidad y una multa superior a los $4.000 millones.
Se trata de un castigo ejemplarizante para quien cohonestó con el saqueo de la plata de la alimentación escolar dirigida a cientos de niños de escasos recursos económicos.
La corrupción, como lo hemos dicho en numerosas oportunidades, es un ‘monstruo de mil cabezas’ que detiene el desarrollo de las regiones. Por cuenta de sus maniobras fraudulentas y del robo del erario, el cual se financia con los impuestos que pagamos todos, los corruptos financian viajes, adquieren lujosos bienes y sin sonrojarse, se presentan como los ‘salvadores’ ante la ciudadanía.
Los huilenses y los colombianos deben censurar a los corruptos y sus prácticas y los organismos de control no desfallecer en sus investigaciones.