El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, aumió ayer el mando del país. La ceremonia transcurrió en medio de fuertes medidas de seguridad, como la vigilancia de un sistema antimisiles, aviones de combate y un riguroso control en suelo. El ultraderechista Jair Bolsonaro llegó acompañado por su esposa Michelle en un Rolls Royce descapotable al Congreso de Brasil para participar en la ceremonia que lo convertió en el 38º presidente de la potencia latinoamericana.
Bolsonaro, afirmó que, con su investidura como jefe de Estado, el país comienza a “liberarse del socialismo, de la inversión de valores y de lo políticamente correcto”.
El mandatario, líder de la emergente ultraderecha brasileña, indicó que “aún hay muchos desafíos por delante” y que no se puede dejar que “ideologías nefastas dividan a los brasileños” y “destruyan” a las familias.
Y agregó: “Convoco a cada uno de los congresistas a ayudar en la tarea de libertad definitivamente al país del yugo de la corrupcion, de la violencia, de la sumisión ideológica”, declaró.
Antes de que iniciara la posesión, Bolsonaro ratificó su promesa de “cambiar el destino de Brasil”, en un video colgado en Twitter. “Pretendemos, sí, cambiar el destino de Brasil, pero para eso necesitamos seguir teniendo su imprescindible apoyo”, afirmó.