Por: José María Yepes
En medio de la emoción y el orgullo que causan las victorias del deporte colombiano que datan de muchos años atrás, unas mas sonoras y significativas que otras, pero triunfos que en su momento tuvieron importante significado, hoy vale la pena reflexionar al respecto para valorarlas y entender las causas y verdadero significado de las mismas.
Cuando estas se presentan, me refiero a las victorias deportivas de nuestros compatriotas, aparecen por arte de magia los dueños de las mismas, sobran los descubridores y forjadores del talento, los oportunistas que creen ser protagonistas de estos hechos.
Los discursos veinte jureros, las condecoraciones y propósitos de apoyos para todos los deportes que nunca se cumplen, toda una gala alrededor del triunfo conseguido por el deportista o deportistas que nunca vieron y sintieron el apoyo para forjarse, esta foto se repite frecuentemente, y en ella aparecen por primera vez en la vida del deportista los oportunistas de siempre.
Campeones colombianos se siguen haciendo solos, las políticas deportivas no existen, los campeones se hacen solos, dependen de su propio esfuerzo, el de su familia y nada más.
El Huila es una evidencia notable de estos hechos, por eso son pocos los deportistas destacados y muchos los talentos desperdiciados, pero como no se trata de insistir en el manido tema del abandono a que se somete el deporte, es más constructivo y saludable para la actividad, aprovechar la efervescencia y calor del último grandioso éxito deportivo, para llamar la atención en lo que debería ser el manejo de recursos para el apoyo a quienes destacan en las diferentes actividades del deporte regional.
En eso es muy poco lo que pueden hacer los gobernantes que ya se van, el llamado es mas para los que llegan y para quienes pueden y deben como responsabilidad social aportarle a la región y qué mejor que sea para el deporte que forma y da gloria a los pueblos.
Que con el deporte le sigamos quitando efectivos a la violencia y la droga, que no se pierda más talento, que los deportistas huilenses no emigren a otras regiones algo común desde hace mucho tiempo, los Romero en natación con aletas y lo mas reciente Harold Tejada que hoy brilla en representación de Antioquia que lo acogió para alardear de sus victorias que ya son numerosas en el ámbito nacional e internacional.
No más cenas del deporte y estímulos para los mismos, es hora de apoyar a todos administrando el recurso y sumando más apoyo para que desaparezca el deporte limosnero y los triunfos estén soportados en políticas deportivas serias y eficientes.
Creo que no es mucho pedir, tampoco imposibles de realizar, es el clamor de todos los que quieren alcanzar con el deporte sueños de gloria y una mejor forma de vida, es lo que se requiere y lo que bien podría establecerse como una obligación para quienes dirigen los destinos de las regiones, un compromiso social de todos, que esto sea además el aporte real de la sociedad para la construcción de triunfo el que solo así merecerán compartir con los campeones.