La Nación
Candidatos, electores y desarrollo nacional 1 26 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Candidatos, electores y desarrollo nacional

Es imperante saber y ser conscientes que a Colombia, 118 gobernantes, desde 1810, más de 200 años, la convirtieron en resaca de corrupción, clientelismo, politiquería, desgobierno, impunidad,   tráfico de influencias, caos y anarquía.

Las piñatas de candidatos que se gozan el festín electoral, desde siempre, parece que no saben o no entienden en qué país viven o a cual pertenecen, ni para qué pretenden gobernarlo, fuera de sus intereses personales y los de sus secuaces.

Nunca  se han preocupado por la dramática problemática que amenaza el futuro de la nación y que cada año se agudiza más y se evidencia en: pobreza creciente, desempleo y subempleo, desgobierno, impunidad, criminalidad, inseguridad, etc.

Cada candidato debería ser consciente de la realidad nacional, analizarla en detalle, y con sus propias conclusiones y racionalidad, manifestarle a los electores y ciudadanía en general, cuál es su fórmula y promesa para resolver cada una de las problemáticas nacionales. Por ejemplo: cual es su fórmula o proyecto  para reactivar la economía, generar empleo y construir equidad socioeconómica integral. Una respuesta sensata y honesta constituiría todo un programa de gobierno.

Debe enfocar sus fórmulas de soluciones, partiendo de las condiciones socioeconómicas presentes, frente a las estadísticas oficiales sobre resultados económicos de años anteriores.

Debe plantear la solución al rezago secular en desarrollo técnico y científico y en particular sobre  la pésima calidad de la educación nacional y formación profesional.

Todo colombiano debe entender, comprender y ser consciente que el desarrollo económico colombiano es raquítico y mediocre, desde siempre. No corresponde a lo que una nación requiere para desarrollarse integralmente y mejorar las condiciones de vida, de todos los ciudadanos.

Por el contrario, en Colombia, la brecha entre pobres y ricos, año tras año se ensancha y profundiza. La producción en general, decrece y al tiempo crecen las importaciones de productos de la base alimentaria y de bienes y servicios. Son las condiciones necesarias para mantener los niveles pobreza y la miseria.

Cuando el DANE indica que el desequilibrio de la balanza de pagos superó los U$20.000 millones de dólares  en 2021, tenemos que concluir que se trata de un desastre nacional. Y se magnifica  el desastre,  porque de esa suma, más de U$7.000 millones ($28 billones) son importaciones de bienes agropecuarios, como maíz, trigo, algodón, leche, frijol, papa, etc., e insumos agrícolas y concentrados para animales. Todos  esos bienes se pueden producir en Colombia. Solo se requiere implementar políticas de Estado, que garanticen desarrollar esos sectores del la producción. Es precisamente lo que no han hacho  los gobiernos, hasta hoy.

Bajo ese orden de ideas y análisis de la situación nacional, pueden estructurar proyectos de desarrollo, en todos los sectores de la actividad económica nacional, producir riqueza nacional, sustituir importaciones, generar empleo y construir equidad  socioeconómica integral.

Recordemos mil veces al día que Colombia esta entre las naciones más inequitativas del planeta, con mayores índices de pobreza, miseria, desempleo y subempleo.

La dramática  realidad es que ninguno de los candidatos nunca se ocupa a fondo de la problemática socioeconómica de la nación. Parece que la excepción relativa es Petro. Algo  ha planteado, sin detallar los procedimientos, específicamente.

Reiterando lo dicho en otras oportunidades, consideremos el ejemplo de Vietnam: Quedó destruido en 1976. Hoy es modelo de desarrollo, industrialización, superación del atraso tecnológico, económico  y la pobreza. Logros similares ha alcanzado Singapur y Corea del Sur, años antes. Lo lograron  porque han contado con gobernantes capaces y responsables, política y socialmente. Esto sin mencionar a China.

Colombia padece el cáncer de la corrupción, que ha penetrado todos los niveles de la administración pública, incluida la rama judicial. La corrupción es  el fruto de la politiquería, el clientelismo, el oportunismo incrustados en la institucionalidad y altas esferas del poder. El resultado nefasto es el colapso de la moral pública y social.

Por los planteamientos y consideraciones anteriores, resulta procedente formular algunas preguntas, para que reflexione el elector, antes de decidir por quién votar mañana.

Antes de depositar su voto, debe estar seguro que  su candidato:

Es capaz de  revertir el caos institucional y moral de la nación.

Que su candidato, al ser elegido elegirá colaboradores honestos e intelectualmente capaces y no negociará con delincuentes de cuello blanco.

El elector debe pensar si es consciente que:

El  clientelismo y la politiquería son responsables de la ineficiencia de los estudios y diseños, ejecución y sobrecostos de obras?

Esta demostrado que la contratación pública es la vena rota del presupuesto nacional y la inversión pública. ¿cree qué su candidato es capaz de controlarla e imprimirle transparencia?

¿Ud., cree que su candidato conoce y ha analizado el problema de la contratación pública y se compromete a garantizar absoluta transparencia en los procesos contractuales y gasto público, bajo criterios de racionalidad técnica y económica, moralidad  y sensatez y a garantizar el derecho a la participación, sin atisbos de restricciones corruptas?

Señor elector: recuerde que el candidato Hernández esta llamado a juicio judicial por corrupción.

Quien resulte elegido, debe asumir muchos desafíos relacionados con el desarrollo nacional integral y la construcción de equidad socioeconómica nacional y superación de la pobreza.

El mejor negocio político-social- económico, de todas las naciones, es acabar con la pobreza y la miseria, la corrupción y la politiquería.

La única forma de calmar el hambre es comiendo. Los problemas de la comunidad se resuelven con inversión. La inversión es el confite de los delincuentes de cuello blanco. En todas partes están. El gobernante elegido, no será la excepción de escapar al asedio, de propuestas y lisonjas de los bandidos. ¿Ha reflexionado sobre esto? ¿Cree que su candidato es capaz de no claudicar, ante las ofertas de coimas?

Piense en el futuro, señor elector. Llevamos más de 200 años de desgobierno y corrupción.