La Caja de Previsión Social de Comunicaciones (Caprecom) no logró sobrevivir a las pequeñas cirugías a la que fue sometida para intentar salvarla.
La entidad, la EPS pública más grande del régimen subsidiado, será liquidada esta semana, según lo confirmó el ministro de Salud, Alejandro Gaviria. Los cierres operaciones en las sedes de Huila, Antioquia, Chocó, Risaralda y Caquetá, fueron las primeras señales del colapso que se advertía.
El cáncer de la politiquería y la corrupción, enquistadas desde hace muchos años, la colocaron en estado crítico. El desequilibrio financiero agravó el diagnóstico y la puso en cuidados intensivos.
El saldo rojo operacional y financiero, el bajo índice de solvencia, la incapacidad de pago, el descontrolado endeudamiento y el incumplimiento de los indicadores de permanencia impactaron su estabilidad y desmejoraron la calidad de la atención.
Con semejante diagnóstico resultaba imposible sobrevivir. El Ministerio le declaró ‘muerte cerebral’ y esta semana será desconectada.
A partir del primero de enero de 2016 los 3,5 millones de usuarios de la EPS en liquidación serán trasladados a otras 21 entidades. Como en el caso Saludcoop, la atención estará garantizada.
Caprecom ya no se levantará de su estado crítico y se irá de este mundo dejando una cuantiosa deuda que asciende a los 2.3 billones de pesos. De este monto, cien mil millones corresponden al Huila. Pero no es la única, las EPS mantienen deudas con la red pública hospitalaria por 235.871 millones de pesos lo que también genera graves riesgos. Y de hecho, la posibilidad de su pronto pago se dilatará con la medida.
La desaparición de Caprecom, reclamada hace varios años por todos los sectores del sistema, se veía venir. Y ya no tendrá reversa.
La liquidación, seguramente resolverá los problemas estructurales pero es un pésimo antecedente para la salud pública. El modelo privatizador seguirá reinando, en medio de un sistema de salud que no es capaz de resolver la crisis ni garantizar unos servicios de calidad.
DESTACADO
“El cáncer de la politiquería y la corrupción, enquistadas desde hace muchos años, la colocaron en estado crítico.”
EDITORIALITO
La Policía sigue incautando licor adulterado en distintas regiones. Los decomisos confirman la magnitud de esta práctica, aprovechando las fiestas, sin dimensionar las graves consecuencias que puede generar en la salud de quienes lo consumen. Alerta.