La Nación
Cultura “pedinche” 1 16 mayo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Cultura “pedinche”

Excúsenme ese modismo regional “pedinche”. ¿Qué quiero indicar con esta palabra? Sencillamente que ya llevamos décadas alimentando una cultura del pedir y no del ofrecer. Los países que perdieron la guerra (segunda guerra mundial), quedaron en la más profunda degradación económica; sin embargo, en dos décadas tuvieron que importar mano de obra: sus productos se posicionaron en el mercado mundial de la manera más asombrosa. ¿Cuál fue el secreto? El trabajo productivo.

El subsidio del plan Marshall no lo distribuyeron entre los pobres, que eran la gran mayoría. No, por favor, construyeron proyectos productivos. No lloraron su miseria, la trasformaron en oportunidades de progreso y prosperidad. Entendieron que no es llorando los problemas como salimos de ellos, sino en emprender planes de trabajo productivo.

Por centurias nos han deformado en una cultura del pedir, de reivindicación de derechos y de resentimientos sociales. Todo esto es alimentado por los politiqueros de turno que ofrecen el oro y el moro, -claro del dinero que tributamos quienes trabajamos de sol a sol- a cambio de lograr su voto, -claro, voto estomacal, por eso hay que alimentar el hambre; el hombre con hambre no es libre-. Por otra parte, las políticas de los gobiernos de turno favorecen programas asistencialistas que, en cambio de promover, siguen generando una cultura de dependencia. Así, jamás saldremos de pobres.

Nosotros, Colombia, un país tan rico en recursos naturales, sigue siendo pobre. “Algo hicimos mal” como nos recordaba el premio Nobel de Paz, Óscar Arias, en el discurso a Las Américas, en Trinidad-Tobago en el 2008. Países tan pobres en recursos naturales como Japón e Israel y, sin embargo, tienen una de las economías más sólidas del planeta. Lean esta píldora: en el Japón, los niños en la escuela mantienen limpios los baños y toda la planta física; entienden que ellos son los dueños del plantel y la limpieza es el reflejo de su personalidad. Aquí los resentidos sociales dirían que se está explotando a los niños y adolescentes. Por eso estamos como estamos.

Entre nosotros la mendicidad campea por doquier. Permítanme decirles que “motu proprio” llamo a cada semáforo, “peaje”; además de pagar nuestros impuestos al Estado, tenemos que “dar una limosna obligatoria”, so pena que nos rompan los vidrios o rayen la pintura, manteniendo una cantidad de vagos que viven a expensas de quienes trabajamos. Por favor, señores gobernantes: ¿Cuáles son las políticas de emprendimiento para acabar con el desempleo? ¿Seguimos trayendo a nuestros campesinos a la urbe, meterlos en un bloque de cemento y hacerlos improductivos? Por favor, ¿esas son las políticas de vivienda gratis? El trabajo hace parte del mandato divino para que progrese la tierra. Incentivemos el primer sector de la economía, el agropecuario; el mundo necesita alimentos y nosotros sí que los podemos producir y, a granel. Desarrollemos el campo para que este sea la mayor fuente de empleo. Incentivemos la productividad, no sigamos alimentando la mendicidad. Sólo habrá paz, cuando todos tengamos calidad de vida.