La Nación
COLUMNISTAS

Educación de calidad

La educación hace parte del compromiso de quienes asumen el reto de enseñar, de ofrecer herramientas que permitan el desarrollo de competencias individuales y colectivas, que cumplan con su función de ayudar a la integración social, que faciliten el aprendizaje de valores, actitudes y conductas básicas que hagan posible la integración a la sociedad, que permitan el desarrollo de un pensamiento productivo, abierto a nuevos aprendizajes, que generen una capacidad crítica y creadora en los estudiantes, que faciliten el manejo y resolución de conflictos interpersonales.

Para que esto se logre, es preciso promover debates académicos a profundidad, sobre el tipo de educación que se está brindando al interior de las aulas escolares, en las Instituciones de Educación Superior, en la Comunidad y más aún, en la Familia donde crece, se desarrolla, aprenden e interiorizan valores para la convivencia humana.

De igual manera se debe establecer, cuál es la educación requerida en una sociedad con una escala de valores invertida, donde la transparencia, la honestidad, la justicia, la equidad, el respeto al otro y el amor por sí mismo, resultan vitales para la creación de la cultura de la tolerancia, del diálogo, del rechazo a cualquier forma de violencia. En un país donde por décadas, los ciudadanos se han visto inmersos en el ciclo de la violencia, donde las nuevas generaciones vienen interiorizando modelos donde la violencia, constituye la forma de educar, de formar y corregir, de mantener una relación de pareja o de solucionar los conflictos personales.

Lo anterior conlleva a reformular los fines de la educación, a redefinir la definición del currículum, los criterios de evaluación, el personal docente. Compromete a quienes asumen la responsabilidad de formar, a establecer qué legado cultural, qué valores, qué concepción de hombre y de sociedad, desean transmitir a las nuevas generaciones.

Por otra parte los Entes Gubernamentales, deben atender aspectos como la pobreza, la desigualdad social, económica, religiosa o de género, a fin de garantizar una mayor participación, prevenir la deserción escolar y hacer posible el logro de una educación con calidad y que la misma, se convierta en el principal propósito de toda política educativa, por el derecho fundamental a la educación que tiene todo ser humano, de poder alcanzar a través de la misma, una vida más plena y digna.