La Nación
El celador condenado a 33 años por matar a su hijo en Neiva 5 2 mayo, 2024
JUDICIAL

El celador condenado a 33 años por matar a su hijo en Neiva

Fotos: Ole Mi Diario.

Un castigo ejemplar por parte de la justicia recibió José Herney Pastuso Ramírez, un vigilante que envenenó a su hijo de 4 años y luego intentó quitarse la vida en una humilde vivienda del barrio Luis Carlos Galán de la capital huilense, aquí su historia.

Ayer en una sala de audiencias del Palacio de Justicia de la capital huilense, José Herney Pastuso Ramírez escuchó la pena que le fue impuesta por el Juzgado Primero Penal del Circuito de Neiva por el delito de homicidio agravado, de 33 años y 3 meses de prisión sin beneficio de suspensión de la pena ni sustitución por la domiciliaria.

El hombre de 43 años de edad y quien se desempeñó como vigilante de seguridad, asesinó a su propio hijo Germinson Pastuso, de solo cuatro años, dándole a beber una sustancia toxica en un vaso de agua. Luego el padre tomó también de la mortal bebida pero logró sobrevivir al ser llevado al Hospital Universitario.

La tragedia ocurrió la noche del 27 de mayo del 2015 en la vivienda de la madre de José Herney Pastuso Ramírez, en el barrio Luis Carlos Galán en la Comuna Nueve de Neiva, en la cual se estaba quedando luego de haber decidido separarse hacía seis meses de su compañera sentimental Blanca Acevedo.

La pareja convivió por seis años en un populoso sector del municipio de Campoalegre, en una humilde casa de bahareque que Blanca logró levantar con su trabajo como camarera de un hotel. Pero los conflictos entre ambos rompieron la relación e hicieron que José Herney decidiera irse y radicarse en Neiva donde su familia, guardando en su pecho un odio inmenso por su exmujer, un deseo de vengarse, de hacerle tanto daño como pudiera, que lo llevó a atentar contra la inocente criatura que ambos engendraron.
 

La cárcel

Ayer Blanca también estuvo en la audiencia de lectura de fallo de su expareja. Aún hoy no se explica cómo pudo él pudo llegar a tanto, había amenazado varias veces con suicidarse lanzándosele a un camión, pero Blanca nunca imaginó que en sus ideas se llevara por delante a su pequeño.

“José Herney consiguió lo que quería, acabar con mi vida porque me quitó a mi hijo, pero también acabó con la de él porque estará por 30 años en la cárcel arrepintiéndose de lo que hizo, a mí me dejó también en una cárcel de tristeza pero yo al menos puedo ir a dejarle una flor en la tumba de mi niño pero él no podrá”, dice la madre sumida en su dolor.

Recordó Blanca que luego de que el vigilante se marchó de la casa, ella le pidió en varias oportunidades que volvieran, pues a veces veía a su pequeño Germinson triste y preguntando por su padre, por eso nunca se opuso a que éste viera al niño y estuviera con él. “Le propuse que se viniera a trabajarme en la casa haciéndole algunos arreglos y que yo le pagaba pero él dijo que a ese barrio no volvía”, contó Blanca.

Quince días antes de que el asesino llevara a cabo su macabro plan, su exmujer había solicitado ante el ICBF la custodia de Germinson, decidida a no tener nada que ver con el padre del niño.
“No quería de él plata solo pedí la custodia de mi niño, a esa decisión llegué luego de que vi a mi hijo muy triste porque un día Herney había quedado de recogerlo a las 9:00 de la mañana en el hotel donde yo trabajaba para pasar el día con él, así que lo aliste y me lo llevé conmigo para allá, pasó el tiempo y él no llegó, así que lo llamé al celular y me dijo “por qué tanto afán, es que los mozos no la dejan cuidar el niño”, yo le respondí que no era eso sino que el hotel es de dos pisos y no es un sitio seguro para que el niño estuviera ahí. Recuerdo que mi hijo se acostó en la cama de una de las habitaciones y se puso a llorar diciendo que el papá no lo quería, yo lo consolé diciéndole que eso no era así, que el papá si lo quería mucho y que le mandaba muchos besos y saludes solo que estaba ocupadito y no había podido ir”.

“Mi niño estuvo todo ese día muy triste, no quiso ni comer, solo hasta por la noche se comió un sudado que yo le hice y que tanto le gustaba, pero me dio mucho pesar porque mi hijo amaba mucho a su papá, por eso creo que él ya lo perdonó por lo que le hizo”.
 

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“Pudo más su odio que mis oraciones”

Dice Blanca que de nada se arrepiente más que de haberle dejado su hijo a Herney esa mañana del 27 de mayo en el terminal de transporte de Neiva. Desde que Germinson se despidió de ella no pudo olvidar esa mirada de su hijo, como presagiándole que algo malo ocurriría.

“Mi hijo me dijo, chao mami, que Dios me la bendiga, pero eso no fue raro para mí porque él siempre se despedía así de mí, recuerdo que cuando yo ya estaba lista para salir de la casa al trabajo él me despedía en el broche de la casa, pero antes me pedía siempre que me acostara con él en la cama cinco minutos. Lo que me dejó tan intranquila fue esa mirada de él”.

Narra la madre que durante el resto del día siguió preocupada, “llegué a la casa en la noche y le conté a mi hija que me sentía mal, llamé a Herney como a eso de las 8:00 y me dijo que tenía que arrepentirme de lo que yo le había hecho, yo oré a Dios pidiéndole que nada malo le fuera a pasar a mi hijo. A las 10:40 lo volví a llamar, le dije que me hiciera pasar el niño que quería hablar con él, pero me contestó que ya estaba durmiendo y que no lo iba a despertar, le dije entonces que volviéramos pero me respondió que ya era demasiado tarde. Ahora escuchando la sentencia del Juzgado me doy cuenta entonces que para esa hora ya él había matado a mi niño”.

En la madrugada del día siguiente, Blanca recibió una llamada donde le informaban que su pequeño Germinson había estaba muerto. La mamá de Herney y abuela de Germinson los encontró en una de las habitaciones de la casa del barrio Luis Carlos Galán, el niño estaba inconsciente y botaba una baba por la nariz y la boca, mientras que el padre aún tenía signos vitales. Ambos fueron llevados al Hospital Universitario de Neiva, pero nada pudieron hacer los médicos por salvarle la vida al niño.

No ocurrió lo mismo con Pastuso Ramírez, quien logró sobrevivir y algunos días después de recuperarse fue enviado a la cárcel. No obstante hoy en día padece las secuelas que le dejó el veneno, pues presenta problemas respiratorios y una baja de peso considerable. Aludiendo a esta situación y a los quebrantos de salud que sufre también la madre de Herney, su abogado defensor intentó que le fuera sustituida la medida carcelaria por la domiciliaria, pero no se logró avanzar en tal solicitud.

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“Mi hijo murió retorciéndose del dolor”

“Cuando fui a Neiva a la funeraria y vi a mi niño, enseguida me lo imaginé retorciendo sus piernitas del dolor, sin poder pedirme ayuda, él tenía un soplo en el corazón pero yo siempre estuve muy pendiente de sus controles médicos”, narra la señora Blanca.

Actualmente, con varios kilos menos de peso, esta madre dice que ha perdido la alegría en su vida. “Yo tengo otros tres hijos, un varón y dos mujeres y mi nieta que nació hace poco, mi muchacho de 16 años ha sido como bastón en este tiempo, pero mi “mechitas” (refiriéndose al niño porque usaba el pelo largo y nunca le gustó que se lo cortaran) era un ser muy especial, siempre me decía que me quería mucho, una vez me dijo que nunca le fuera a dejar porque él sin mí no podía vivir, ahora me siento destrozada al despertar y no poder ver sus mechitas a mi lado porque él aun a sus 4 añitos dormía conmigo pese a que tenía su camita”.

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“Esta navidad mi estrellita está apagada”

Allegados le han preguntado a Blanca qué va a hacer en navidad, pero ella les responde que nada. “Mi vida se ha convertido en tristeza y amargura, así me lo han dicho algunas personas que no saben cuál es la causa; yo antes era muy alegre, era de las que llegaba al trabajo y les mostraba a los compañeros la foto de mi niño en el celular y les decía orgullosa: “ninguno de ustedes tiene en la casa estos ojos tan hermosos”, ahora esos ojos están apagados, por eso para mí no hay navidad”, expresa la madre.
 

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