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El futuro del Huila,Ramiro Adolfo Muñoz Calderón

A raíz de los últimos acontecimientos, en los cuales se ha visto comprometida la gobernabilidad en el Departamento del Huila, considero que lo mejor es que tomemos un nuevo aliento y en nuestra región se piense mejor el futuro con una mayor cohesión en sus objetivos.

A raíz de los últimos acontecimientos, en los cuales se ha visto comprometida la gobernabilidad en el Departamento del Huila, considero que lo mejor es que tomemos un nuevo aliento y en nuestra región se piense mejor el futuro con una mayor cohesión en sus objetivos.
En estos momentos la susceptibilidad está a flote y es mejor no entrar en detalles sobre lo que ha ocurrido.  Sin embargo, de las crisis pueden salir importantes oportunidades y quizás con mejores bríos para enderezar el futuro.
El Departamento del Huila, siempre lo reconocemos sus nativos, tiene enormes potencialidades, sin embargo la pobreza y la falta de oportunidades son factores comunes que estancan el desarrollo.     Somos reconocidos como una región minera, agrícola, petrolera, turística y ahora piscícola, pero nos quedamos cortos en la visión porque no se articulan las acciones gubernamentales y privadas con propósitos comunes.
Los gremios van por un camino, el gobierno por otro y la academia (Universidad Surcolombiana) por otro.   Las regiones prósperas, por lo general, articulan todas las acciones con el fin de hacer rendir los recursos y encaminar por una sola ruta el desarrollo.
Esto se conseguiría si el Plan de Desarrollo Departamental se orientara con una mayor participación ciudadana y gremial; desde ahí es el punto clave donde se podrían realizar acciones directas que promuevan esa articulación que mencionamos.
Por ejemplo, en el turismo debería masificarse el estudio de idiomas por parte de los operadores con el apoyo de la institución pública (Sena); igualmente que se le otorguen a estos operadores facilidades para que viajen fuera del país a conocer cómo se maneja el turismo internacional.   Si queremos mejorar la actividad piscícola, debería crearse un programa universitario con énfasis en la administración piscícola; ya no solamente está la industria de Betania sino también la que se viene en El Quimbo por lo cual se multiplicaría esta actividad quizás por dos.   Y hay muchos otros ejemplos que podríamos mencionar, pero lo más importante son las “líneas gruesas” de lo que queremos con el futuro del Huila.   Adicionalmente, hay que volver a cultivar en nuestra región la ética y las buenas costumbres, tan olvidadas en nuestro medio.    No podemos avanzar en el desarrollo si dejamos de lado los principios éticos y morales porque a través de estos se consolida todo lo que nos propongamos.

A raíz de los últimos acontecimientos, en los cuales se ha visto comprometida la gobernabilidad en el Departamento del Huila, considero que lo mejor es que tomemos un nuevo aliento y en nuestra región se piense mejor el futuro con una mayor cohesión en sus objetivos. En estos momentos la susceptibilidad está a flote y es mejor no entrar en detalles sobre lo que ha ocurrido.  Sin embargo, de las crisis pueden salir importantes oportunidades y quizás con mejores bríos para enderezar el futuro. El Departamento del Huila, siempre lo reconocemos sus nativos, tiene enormes potencialidades, sin embargo la pobreza y la falta de oportunidades son factores comunes que estancan el desarrollo.     Somos reconocidos como una región minera, agrícola, petrolera, turística y ahora piscícola, pero nos quedamos cortos en la visión porque no se articulan las acciones gubernamentales y privadas con propósitos comunes. Los gremios van por un camino, el gobierno por otro y la academia (Universidad Surcolombiana) por otro.   Las regiones prósperas, por lo general, articulan todas las acciones con el fin de hacer rendir los recursos y encaminar por una sola ruta el desarrollo. Esto se conseguiría si el Plan de Desarrollo Departamental se orientara con una mayor participación ciudadana y gremial; desde ahí es el punto clave donde se podrían realizar acciones directas que promuevan esa articulación que mencionamos. Por ejemplo, en el turismo debería masificarse el estudio de idiomas por parte de los operadores con el apoyo de la institución pública (Sena); igualmente que se le otorguen a estos operadores facilidades para que viajen fuera del país a conocer cómo se maneja el turismo internacional.   Si queremos mejorar la actividad piscícola, debería crearse un programa universitario con énfasis en la administración piscícola; ya no solamente está la industria de Betania sino también la que se viene en El Quimbo por lo cual se multiplicaría esta actividad quizás por dos.   Y hay muchos otros ejemplos que podríamos mencionar, pero lo más importante son las “líneas gruesas” de lo que queremos con el futuro del Huila.   Adicionalmente, hay que volver a cultivar en nuestra región la ética y las buenas costumbres, tan olvidadas en nuestro medio.    No podemos avanzar en el desarrollo si dejamos de lado los principios éticos y morales porque a través de estos se consolida todo lo que nos propongamos.