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El Quimbo, Vegalarga y otros riesgos

Después de lo sucedido en Mocoa, Manizales y Campoalegre, no prestarle la debida atención a los estudios e informes ambientales y geológicos sobre riesgos de eventuales catástrofes, es ya estupidez. La comunidad de Vegalarga se ha mostrado renuente a su reubicación, después que las autoridades ambientales han recomendado esta medida dado los inminentes riegos de deslizamientos y avalancha que amenazan la localidad. Se puede entender el sentimiento de arraigo a la tierra y a los bienes materiales construidos con gran esfuerzo, pero el dolor que produce el despegue de los mismos, es pequeño comparado con las inmensas tragedias humanas que generan los cataclismos naturales como el que nos mostró la TV en Mocoa. Por eso los habitantes del casco urbano de Vegalarga, residentes en las zonas de mayores riesgos, deben aceptar y colaborar con las autoridades para una pronta reubicación antes que la catástrofe se presente.

El caso de la Represa del Quimbo es mucho más dramático y preocupante. La semana anterior se conoció el informe de la comisión de expertos de la Universidad Nacional, contratada por el gobierno departamental a petición de Asoquimbo y sus resultados y conclusiones son para no dejar dormir a quienes vivimos en ciudades y pueblos a orillas del Magdalena, aguas abajo. El estudio ambiental fue incompleto. Presenta serias limitaciones en aspectos de geomorfología, geología, geotecnia e hidrología y principalmente la carencia de estudios sobre fallas geológicas presentes en esta zona y los efectos de la sismicidad en la misma, además de claros indicadores de deterioro en la calidad del agua en la zona embalsada. Hace unos meses la prensa regional denunció la presencia de alarmantes filtraciones en la presa y en las zonas aledañas a la misma. Quiero recordar que así comenzó el colapso de la Presa de Teton en Idaho en el año 1976, construida por una empresa de gran experiencia y prestigio en la materia, pero que irresponsablemente cometió errores de diseño y construcción que la llevaron a su colapso provocando una gran tragedia.

El terrible drama de Mocoa se empequeñece cuando pensamos en lo que podría suceder de romperse la represa de El Quimbo, llevándose a su paso la represa de Betania y generando un cataclismo de devastación y muerte a todo lo largo del rio Magdalena. El Gobierno nacional está en el deber de impedir que Emgesa oculte información y aclarar por todos los medios a su disposición, cuales son los riesgos reales que hoy tenemos con esta represa.