La Nación
COLUMNISTAS

El rey encuesta

Al preguntar en las calles, o a la gente del común por quien va ha votar en las próximas elecciones, la mayoría da un nombre, pero al momento de justificar su voto, los argumentos son pobres. No saben que proponen los candidatos, pero creen saber quien va ha ganar. ¿Por qué? Porque las encuestas lo dicen. Si una pone de ganador a Fulanito, todos los políticos se van con fulanito y detrás de ellos van los electores sin analizar si él es bueno o malo. Pero si a los 8 días otra dice que fulanito es el virtual ganador, pues todos se le voltean al primero y se van con fulanito. Ya que el ‘Rey Encuesta’ decide.
 
Surgen entonces las encuestas amañadas, elaboradas por empresas de papel, sin el aval del Consejo Nacional Electoral, pretendiendo manipular la intención de voto del elector y su resultado cobra más importancia, para algunas campañas, que la misma propuesta del candidato. Pero, ¿por qué se han convertido las encuestas en el Rey de las elecciones?
 
Porque los políticos hacen la fácil, corren a unirse a quien aparece de primero en ellas, arman las coaliciones en torno a quienes van ganándolas tratando de asegurar el triunfo. Por cuenta de esto, los aportes económicos fluyen sin temor. El ‘Rey Encuesta’ marca la parada, y surge, gracias a los contratistas, su primo el ‘Rey Dinero’ quien comienza a torcer conciencias, apoyando con más determinación al candidato que el ‘Rey Encuesta’ señale como virtual ganador.
 
Para rematar, la gente no mira propuestas, ideas y programas. Estas han pasado a un segundo plano, lo que permite que los políticos manipulen la situación. Pocos prestan atención a las calidades de los candidatos, y es el afán triunfalista de quienes viven de la política, y de quienes solo quieren ganar por ganar el que prevalece, dejando entonces que las encuestas elijan.
 
Es como si la conciencia estuviera ausente. Los electores equivocadamente se mueven por el río que aparentemente más votos tiene, sin escuchar propuestas y revisar hojas de vida, lo cual es grave, más aún en la situación actual, que exige la elección de gobernantes con gran capacidad de administración y de gestión.
 
El elector del común no comprende que las encuestas son el reflejo puntual de la intensión de voto de un grupo de personas en el instante en que se realizan, y, aunque determinan una posible tendencia, sus resultados siempre dependen de su ficha técnica, que establece el cómo, dónde, a quien y de que manera se realizan.
 
No es lo mismo una encuesta presencial que una telefónica; no arroja igual resultado una encuesta con un muestreo basado en el número de habitantes, que otra basada en el  potencial electoral de una región; ni una elaborada en todos los municipios del Huila, que otra que analice solo municipios liberales o solo conservadores. Todas estas variables hacen que las encuestas tengan una tendencia u otra, por lo que los resultados dependen de eso.
 
Los ciudadanos concluyen que un determinado candidato va ha ganar mirando el resultado de cualquier encuesta, sin tener en cuenta lo anterior, incluso se olvidan que esas variables determinan un margen de error que oscila entre el 5% y el 10% dependiendo de la Ficha Técnica de cada encuesta. Es decir entre dos candidatos, si uno saca el 25% y otro el 22%, no significa que el del 25% va ha ganar, significa que cualquiera de los dos puede hacerlo. Pero acá salen a decir que el primero es el virtual ganador. ¿Dónde dejan el margen de error?
 
Las encuestas no pueden seguir reinando, las tendencias electorales deben depender más de la calidad de los candidatos y sus propuestas, que de su capacidad para posicionar su nombre con el fin de ganar una encuesta y manipular a los electores.