La Nación
El terremoto de 1827 1 25 abril, 2024
COLUMNISTAS

El terremoto de 1827

Gabriel Calderón Molina

A propósito   del terremoto que acaba de suceder  en México que ocasionó grandes  tragedias  humanas  y materiales que afectaron  ante  todo a su capital, me vino a la memoria similares casos que  registra la historia mundial y nacional. Siendo estudiante en Bogotá llegó un día a mis   manos  en la  biblioteca Luis Ángel Arango un libro en que  narraba similares acontecimientos que  me llamaron mucho  la atención. Uno de ellos fue el terremoto de  hace  2.000 años en la China en donde fallecieron un millón de personas que  para  esos tiempos equivalía a un verdadero desastre humano.  Igualmente  el libro hacía  alusión a un terremoto continental sucedido en el año 1827 que destruyó a Caracas y Cúcuta y graves  daños  materiales  y cuantiosas  muertes  en Bogotá, Quito y Lima.

En otro  libro de historia de Colombia encontré que el terremoto de ese  año, tuvo mucho que ver  con el territorio huilense, hecho que  luego  confirmé al escuchar de boca   de familiares  una historia que se  venía transmitiendo de  generación en generación sobre lo que pudo ser  ese  terremoto en el sur del Huila. Contaban mis abuelos que alguna vez, tiempos  atrás,  en la zona en donde el río Guarapas  fluye al Magdalena, se   había  formado una vez  “el mar”. Es decir un inmenso lago cuyas aguas  parecían al mar que  cubría  desde varios   kilómetros delante de dicha confluencia de esos dos ríos  hasta cerca  del río Sombrerillos debido a que las aguas se  habían  represado como consecuencia de dos enormes deslizamientos de tierra  que se  habían desprendido, en forma simultánea,  desde ambos  lados  de las riberas del Magdalena. Dicho represamiento duró  varios  meses, causó grandes  daños a los  habitantes  y terminó el día que  se rompió  el dique formado. Las aguas avanzaron hacia  Neiva y pueblos  bajos de la cuenca del río, causando  muertes y daños materiales que la historia  patria cuenta. En 1995 estuve por el lado de Isnos inquieto por comprobar esa  historia y en efecto confirme que  están muy nítidos los  lugares de desprendimiento desde las alturas de esos derrumbes.

Al mismo tiempo de este represamiento se produjo otro en el río Suaza, varios  kilómetros  abajo de Guadalupe también con ocasión del dicho terremoto. La historia  también habla de este caso. Todo  gran terremoto deja una  historia  triste en los seres humanos.