Gabriel Calderón Molina
A propósito del terremoto que acaba de suceder en México que ocasionó grandes tragedias humanas y materiales que afectaron ante todo a su capital, me vino a la memoria similares casos que registra la historia mundial y nacional. Siendo estudiante en Bogotá llegó un día a mis manos en la biblioteca Luis Ángel Arango un libro en que narraba similares acontecimientos que me llamaron mucho la atención. Uno de ellos fue el terremoto de hace 2.000 años en la China en donde fallecieron un millón de personas que para esos tiempos equivalía a un verdadero desastre humano. Igualmente el libro hacía alusión a un terremoto continental sucedido en el año 1827 que destruyó a Caracas y Cúcuta y graves daños materiales y cuantiosas muertes en Bogotá, Quito y Lima.
En otro libro de historia de Colombia encontré que el terremoto de ese año, tuvo mucho que ver con el territorio huilense, hecho que luego confirmé al escuchar de boca de familiares una historia que se venía transmitiendo de generación en generación sobre lo que pudo ser ese terremoto en el sur del Huila. Contaban mis abuelos que alguna vez, tiempos atrás, en la zona en donde el río Guarapas fluye al Magdalena, se había formado una vez “el mar”. Es decir un inmenso lago cuyas aguas parecían al mar que cubría desde varios kilómetros delante de dicha confluencia de esos dos ríos hasta cerca del río Sombrerillos debido a que las aguas se habían represado como consecuencia de dos enormes deslizamientos de tierra que se habían desprendido, en forma simultánea, desde ambos lados de las riberas del Magdalena. Dicho represamiento duró varios meses, causó grandes daños a los habitantes y terminó el día que se rompió el dique formado. Las aguas avanzaron hacia Neiva y pueblos bajos de la cuenca del río, causando muertes y daños materiales que la historia patria cuenta. En 1995 estuve por el lado de Isnos inquieto por comprobar esa historia y en efecto confirme que están muy nítidos los lugares de desprendimiento desde las alturas de esos derrumbes.
Al mismo tiempo de este represamiento se produjo otro en el río Suaza, varios kilómetros abajo de Guadalupe también con ocasión del dicho terremoto. La historia también habla de este caso. Todo gran terremoto deja una historia triste en los seres humanos.