Este es el momento para darle prioridad a temas que se habían quedado en el tintero por la coyuntura del país. Dentro de ellos se encuentran, la creación de un modelo de desarrollo rural, la concentración de la tierra y la urgencia de asegurar y proteger la producción agrícola. Razón, por la que resulta imprescindible involucrar al campesinado colombiano.
Ellos han sido símbolo de perseverancia y tenacidad que reivindican la capacidad de trabajo, elementos distintivos del ser colombiano. Su labor da respuesta a una necesidad de producción y consumo agrícola que cubre cerca del 40% de la canasta alimentaria del país. Sin embargo, no se les ha dado la visibilidad que merecen, Colombia tiene hoy 22 millones de hectáreas cultivables de las cuales solo 4.8 están sembradas, siendo que representan el 32% de la población colombiana.
Es por eso, que ahora la industria y las grandes empresas se deben volcar al campo y apoyar la mano de obra campesina, reconociendo el valor agregado de este sector que va más allá del producto, este es una forma de vida que es el eje central del desarrollo económico de Colombia.
En el día del campesino, no basta con dar las gracias a todas esas personas que realizan esta buena labor, sino que se debe hacer un compromiso para que en este tiempo se le ponga más atención y se brinden muchos más esfuerzos para promover el sector.
Empresas colombianas como Comapan se han trazado como eje de responsabilidad social para la sustentabilidad, el apoyo y desarrollo de las regiones agrícolas con la compra de frutas y cosechas 100% colombiana. De esta manera, la compañía tiene un sistema de compra que asegura la calidad para sus consumidores, comprando productos de diferentes zonas del país, por ejemplo las brevas son compradas en la zona de Boyacá, piña de Santander, fresas y guayaba de Cundinamarca y cacao cosechado en el Huila.