La Nación
En memoria de un justo 1 25 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

En memoria de un justo

Luis Fernando Pacheco G.

Al término de la semana pasada, el virus del COVID-19 cobró otra valiosa vida en nuestra capital huilense, la de Oscar Enrique Prieto, uno de los más reconocidos líderes en materia de Derechos Humanos en la región.

Coincidí un breve tiempo con él durante nuestro paso por la Oficina de Paz y Derechos Humanos del Municipio a finales de 2017. Allí conocí a un hombre mesurado, disciplinado e incansable en la urgente necesidad de defender los Derechos Humanos en el sur del país, el cual recorrió con la misma tenacidad con la que se soportan tantas historias de dolor en medio de nuestro conflicto armado. Oscar era un hombre grande en apariencia, en generosidad y en sentido de justicia y buena voluntad.

Su lucha en el Observatorio Surcolombiano de Derechos Humanos (OBSURDH) también fue seguida de cerca especialmente por el trabajo en torno a las ejecuciones extrajudiciales en nuestro Departamento y que fueron presentadas a la Jurisdicción Especial para la Paz y la Comisión de la Verdad en el último bienio. En una región especialmente afectada por las huellas del conflicto armado y donde el trabajo de las organizaciones sociales aún tiene un largo recorrido de consolidación pendiente, el trabajo de Oscar hará muchísima falta.

Su presencia se extrañará en esos foros académicos, en los encuentros culturales donde se abordaban los desafíos venideros del posconflicto y donde se requiere esa difícil combinación de sentido común, esperanza y noción de realidad. El reto de quienes continúan su legado es cooperar en esa construcción de verdad, en esa búsqueda de justicia, en el incesante acompañamiento a tantas víctimas que la institucionalidad ha dejado huérfanas en medio de la inmediatez del dolor y de las respuestas estrictamente paliativas. Es cierto que Oscar Enrique dejó la vara alta y que el reto no es menor, pero también es cierto que la paz solo se alcanza en la medida en que la bondad de los justos sea más notoria que las villanías de los perversos.

A su compañera de vida, a sus hijos, familia, amigos, colaboradores del OBSURDH y a todos aquellos que hoy sienten la ausencia de Oscar, mi más sentido pésame. Nos queda el legado de seguir batallando.

Antes de irnos… Néstor Humberto Martínez merece el rechazo del gobierno español como embajador de nuestro país en Madrid, una investigación medianamente decente tanto disciplinaria, como penal y el escarnio público por las villanías comprobadas. Como dudo de las dos primeras, medios y sociedad civil no deberían dudar en la tercera.

 

@luisferpacheco