Francisco José García Lara
¿Tienen temor porque un populista de izquierda va encabezando las encuestas de favorabilidad presidencial?, pues analicen que responsabilidad tienen en tal situación:
Comencemos por los seguidores del centro democrático que se han empeñado en apropiarse del estado acumulando las entidades de control, cooptando el congreso y saqueando el erario. Incapaces de administrar desde el ejecutivo y responder a las necesidades de los colombianos, persisten en continuar encerrados en su errónea concepción de la realidad y aseguran que todo va muy bien.
Sigamos con los gremios de la producción, aliados de este y los gobiernos anteriores para que les concedan todo tipo de prerrogativas y no los controlen o vigilen para hacer y deshacer a sus anchas.
Continuemos con los ciudadanos colombianos, una clase alta que rodea al gobierno sin cuestionarlo para seguir recibiendo todo tipo de beneficios; una clase baja que padece de la peor manera el desempleo y la pobreza, recibe algo de subsidios para palear su situación y esperan las elecciones como medio para obtener algo más del estado.
En la mitad, una clase media que es la más voluminosa, tiene educación suficiente para entender lo que está pasando, pero poco le importa, es inerte y se conforma con sobrevivir con lo que recibe, eso parece bastarle.
Es curioso que algunos manifiesten miedo, pero desconozcan de plano su responsabilidad por el engendro que creamos entre todos, que amenaza la institucionalidad y la democracia de Colombia.
Entonces entendamos que las cosas no se dan por generación espontánea, hemos creado el mejor caldo de cultivo para que un populista de izquierda encabece las encuestas, quien, utilizando un diagnóstico acertado, habilidosa elocuencia y sin propuestas serias, amenaza con llegar a la casa de Nariño en las próximas elecciones.
En el pasado y ahora han sido los aliados de los narcos, incluidos los paracos, quienes han gobernado el país, dejando a su paso dolor y miseria, ahora es posible que sean elegidos otro tipo de criminales, quienes disfrazados de demócratas impondrán su voluntad desde el gobierno.
¿Hay solución?, por supuesto, pero nada funcionará, porque mientras sigamos culpándonos entre nosotros, pretendiendo borrar de plano lo que hicimos y dejamos de hacer, los autócratas seguirán gobernándonos.
Queda la esperanza de que las pocas instituciones que nos han dejado los 20 años de gobierno del centro democrático se resistan al embate del populismo de izquierda, difícil pronosticar que va a pasar, pero fácil es saber que nada bueno nos espera si finalmente, como lo pronostican las encuestas, otro déspota, de ideología diferente, gana las elecciones presidenciales.