La Nación
El espíritu de la ciudad 1 25 abril, 2024
COLUMNISTAS

El espíritu de la ciudad

Benhur Sánchez Suárez

Las ciudades necesitan respiro. Lo necesitan porque tienen alma. Nada distinto a un sello que las identifique, que recree, por encima de lo cotidiano, la múltiple condición de quienes la habitan.

Si la proliferación de seres a lo largo de los milenios ha producido la aglomeración y el desorden, los ciudadanos necesitan, como la ciudad, el respiro que alimente su espíritu, la substancia que les proporcione un ideal distinto al hacinamiento y a saber suplir sus necesidades básicas, techo, alimentación, salud y educación.

La ciudad necesita reconocer permanentemente su pasado, piedra a piedra, destrucción tras construcción y viceversa, identificar qué es en el presente y vislumbrar lo que puede llegar a ser cuando los avances logrados por el hombre modifiquen su fisonomía.

No es difícil concluir que para mantener el espíritu y dar respiro a esa masa informe que palpita entre la esperanza y la destrucción lo único que la salva es el testimonio. Y con el testimonio el arte. El arte es el único capaz de darle respiro a la ciudad. Conservar su pasado, avivar su presente y prefigurar su futuro.

Por eso cada actividad que se haga por encima de lo cotidiano para darle a la ciudad el respiro que alimente su espíritu, debe ser impulsado y acogido con el mismo entusiasmo con que se proyecta una avenida o un edificio, un supermercado o un estadio.

Por eso la palabra convertida en historias, y las historias en libros, y los libros en literatura, y la literatura en imágenes, y las imágenes en canto y el canto en espectáculo.

¿Qué tanto de esto nos alimenta a diario?

Esas actividades, asumidas como la forma de insertarse en el espíritu de la ciudad, pasan desapercibidas como un esfuerzo inútil, como si no fueran parte del palpitar diario de los hombres. Y aquí está el desequilibrio. La falta de respiro, la anulación del espíritu.

En octubre pasado se escenificaron en la ciudad una serie de actividades que se agruparon bajo el lema de “Ibagué en flor”. Hubo conferencias, recitales y exposiciones. Hubo oportunidad de conversar, de intercambiar ideas, de reconocerse en obras literarias y plásticas como partícipes de un presente y un futuro posibles.

Sin embargo, gran parte de la ciudad no supo que albergó escritores de varias partes del país y del extranjero, que se abrió la VIII Muestra Departamental de Arte y que “Corcultura” y “Viva el Arte” invirtieron su mejor esfuerzo para ejecutar esa posibilidad de respiro en este XII Encuentro Nacional de Poesía y Narrativa Ibagué en Flor.

A veces la ciudad mira con displicencia a quienes luchan por volverla más amable y hacer que el alma de la ciudad tenga siempre un mejor aire para respirar.