La Nación
Sicarios acaban con la vida de testigo clave en el caso Cepeda-Uribe 1 26 abril, 2024
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Sicarios acaban con la vida de testigo clave en el caso Cepeda-Uribe

En los informes de homicidios que presentó este fin de semana la Policía Metropolitana de Medellín, quedó registrado el asesinato de un hombre en el municipio de Bello, más exactamente en la carrera 50 con calle 52. En ese punto sicarios en moto lo balearon. Algunos reconocieron a la víctima como alguien a quien le decían ‘Papo‘. Pero solo al constatar la identidad se supo que se trataba de un hombre con antecendetes judiciales.

Su nombre, Carlos Enrique Areiza. Había sido condenado por falso testimonio en una decisión que fue cuestionada por la Corte Suprema de Justicia en el caso que por parapolítica le siguen al exgobernador de Antioquia, Luis Alfredo Ramos Botero.

El testigo fue uno de los capítulos más importantes del fallo que emitió la Corte Suprema de Justicia en el que absolvió al senador Iván Cepeda y compulsó copias para investigar al expresidente Álvaro Uribe Vélez. Precisamente, por la información que entregó en dos diligencias rendidas ante magistrados de este alto tribunal, se ordenó redoblar las medidas de seguridad para él y para su familia, así como pidió que se investigara al fiscal del caso que lo llevó a sentencia por falso testimonio.

Según lo dijo Areiza en dos diligencias -la del 16 de marzo del 2016 y luego en enero del 2018- aceptó cargos por este delito porque estaba siendo víctima de amenazas. Por cuenta del preacuerdo recibió detención domiciliaria, y el 22 de febrero de este año fue dejado en libertad.

En la reconstrucción del caso Areiza que hace la corte, explica que en el 2015 se hizo público para los medios de comunicación que Carlos Areiza había enviado a la corte una carta denunciando presiones de Iván Cepeda y un supuesto ofrecimiento suyo de 100 millones de pesos para que declarara en contra de los hermanos Álvaro y Santiago Uribe Vélez, José Obdulio Gaviria y Ramos Botero.

Cuando la corte inspeccionó el documento, encontró que se trataba de una carta sin fecha, al parecer suscrita por Areiza, en la que relata que en diciembre del 2011 Cepeda sirvió de mediador para su entrega, junto con Carlos Contreras. Esto, en razón a que se había fugado de la cárcel en una remisión a una cita médica. En el recorrido a la cárcel de Itagüí, dice la carta, Cepeda le preguntó constantemente por la familia Uribe Vélez y sus colaboradores. Ante sus negativas, el senador le pidió que recordara y lo pusiera en conocimiento de la corte.

Al ser interrogado por la corte, Areiza dijo en el 2016 que sentía temor de declarar porque venía siendo objeto de amenazas en la cárcel a raíz de su declaración en contra Ramos. En ese momento, “indicó que con el ánimo de enfrentar el asunto se comunicó con la oficina de Pensamiento Colombia con el propósito de hablar con José Obdulio Gaviria, pero como no fue posible, se identificó y explicó los motivos por los que requería la entrevista”.

La versión de Areiza es que días más tarde lo visitó en la cárcel Jaime Restrepo Restrepo, quien se anunció como el enviado de las personas a quienes llamó y le pidió su firma en varias hojas en blanco. Esta era una supuesta prueba de confianza de que no declararía más, a lo cual accedió. “Afirmó que de su puño y letra escribió una misiva dirigida al doctor Luis Alfredo Ramos pidiéndole perdón por haberse equivocado, pues se dejó convencer de Pablo Hernán Sierra para incriminarlo, pero como nunca llegó, después envió otra por correo”.

También negó que Cepeda le hubiera hecho ofrecimientos o que, en 2011, el día de su entrega, le hubiera indagado por los Uribe Vélez. Según la versión del testigo, Cepeda se limitó únicamente a decirle que si tenía denuncias que hacer, él las canalizaba.

“Nunca le di permiso -a Jaime Restrepo- , ni nunca le di el consentimiento para que eso lo entregara a medios de comunicación y uno es pendejo […] me puse de pendejo y de idiota a darle una entrevista al programa los informantes para contar la verdad y de tres horas que estuvimos aquí reunidos, esa señora sacó 7 minutos con lo peor de mi […]”, dijo.

Al hacer una verificación de los registros de ingreso del INPEC se confirmó que en efecto Restrepo Restrepo había ingresado a la cárcel de Itagüí. Sin embargo, al ser interrogado Restrepo negó la solicitud de firmas en hojas en blanco y precisó que no le consta lo que se dice en la carta, porque solo fungió de razonero. “Sí advirtió que el interno anotó equivocadamente su número de cédula”, dice la corte.

En la ampliación de declaración que hizo Areiza este año, reiteró no ser el autor de la carta obtenida en el proceso de Ramos, en la que supuestamente sindica a Cepeda de hacerle ofrecimientos.

Por cuenta del preacuerdo que firmó con la Fiscalía, en el que admite cargos por falso testimonio por el caso de Ramos y otros, fue beneficiado con detención domiciliaria. Sin embargo, ante la corte aseguró que el fiscal de su caso, le propuso que si no aceptaba ese delito le imputaría el de extorsión. Entonces, “terminó aceptándolo para preservar su vida y reiteró sus temores frente a su seguridad”, dice la corte.

A la corte, le llama la atención los términos en que fue negociado el preacuerdo. Por un lado, porque se fundamenta en la remisión de una carta desde un correo externo al de la cárcel en la que Areiza se retracta de sus manifestaciones iniciales. Ello, dice, no corresponde en su texto a la obtenida mediante inspección judicial, y cuya autoría Areiza rechaza. También cuestiona que el fiscal y el juez estimaron pertinente tal documento como prueba de la retractación, cuando no se produjo en el juicio y bajo la gravedad del juramento.

Areiza Arango llegó a la cárcel de Itagüí el 15 de diciembre de 2011, tras entregarse luego de su fuga de la cárcel de Bellavista en donde estaba recluido. Para entonces había declarado ante la Fiscalía 20 de Justicia y Paz acerca de varias reuniones del doctor Ramos Botero con paramilitares en Bello. Dichas declaraciones rendidas ante fiscales de Justicia y Paz ocurrieron el 25 de octubre del 2011, y para ese momento -concluye la corte- Areiza no tenía contacto con Sierra García y tampoco con Cepeda.

 

Tomado de: Revista Semana.