La Nación
EDITORIAL

Indignación por masacre

El asesinato a sangre fría de cuatro menores en Florencia (Caquetá) no tiene perdón. Los jóvenes, en total estado de indefensión, fueron masacrados por sujetos armados en una pequeña parcela, al parecer por venganzas.

Los criminales, sin mediar palabra contra las víctimas inocentes, ingresaron a la humilde vivienda y abrieron fuego contra los menores. Esparcidos en la vivienda fueron cayendo uno a uno. Todos presentaban tiros de gracia. Sin posibilidad de defenderse fueron vilmente asesinados los hermanos Deiner, de cuatro años; Ximena, diez; Juliana de 14 y el adolescente Samuel Vanegas Grimaldo.

Según las autoridades, el múltiple crimen estaría relacionado con litigios familiares por linderos. Los organismos de seguridad avanzan en la investigación. Hasta el momento se tienen los primeros indicios para esclarecer la horrible masacre. Varios testimonios en poder de los investigadores podrían ayudar.

Las autoridades judiciales y los organismos de seguridad no deben ahorrar esfuerzos para esclarecer los hechos, determinar las circunstancias y autores materiales e intelectuales y capturar a los responsables.

En medio del dolor y la generalizada indignación que ha causado el espantoso hecho, sorprende la negligencia de los organismos judiciales para haber atender las denuncias. José Vicente Contreras, tío de los menores, advirtió que la masacre pudo evitarse. Ocho días antes de la tragedia concurrió a la Fiscalía a denunciar las amenazas e intimidaciones de que eran objeto, pero no lo atendieron. Los responsables minimizaron la denuncia y extrañamente se abstuvieron de darle trámite. No valieron las intimidaciones directas ni las exigencias económicas que le venían haciendo a la familia. Tampoco las presiones. Argumentando que eran “chismes” los funcionarios no recibieron las denuncias, incumpliendo y omitiendo sus responsabilidades. Y pasó lo que tenía pasar. Los criminales, investidos del poder de las armas, amparados en la inercia de las autoridades y camuflados en el anonimato, llegaron a la vivienda y masacraron a los menores, ante la ausencia de sus progenitores. Horroroso.

Ahora cuando se hicieron efectivas las amenazas y en medio de la indignación nacional por la masacre, se anuncian como suele ocurrir “exhaustivas investigaciones”.  La Defensoría del Pueblo, prendió nuevamente las “alertas tempranas” sobre el cadáver de las víctimas. Demasiado tarde.

¿Quién responde por la negligencia de los servidores públicos que le negaron el debido acceso a la administración de justicia? ¿Habrá pronta y debida justicia?
Ante el macabro suceso, todos debemos reaccionar. No podemos permitir que el caso quede impune. Las autoridades tienen la obligación de agotar todos los esfuerzos para capturar a los responsables, incluyendo a los funcionarios negligentes. Y víctimas a una ejemplar reparación. No hay derecho.  

“La Defensoría del Pueblo, prendió nuevamente las “alertas tempranas” sobre el cadáver de las víctimas. Demasiado tarde”.

 
EDITORIALITO

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