La Nación
COLUMNISTAS

Islam, judíos y cristianos

La ausencia de Dios en los Estados occidentales, es la gran queja de la Iglesia. Hoy el mundo se muestra en regresión síquica al medioevo, pero detentando las mortíferas armas modernas. En Irak y Siria se cortan cabezas imitando la conquista del mundo por los musulmanes. Si se toma la doctrina del Islam en conjunto, puede ser una prolongación del yahvismo judío como su materia prima, incluyendo la enseñanza cristiana. Muchos intuyen que Yahvé, Cristo y Alá, pueden fraternizar como divinidades únicas. Es una óptica distorsionada de Occidente.

El de los judíos, es un sanguinario Dios de tribu, terror de las etnias cananeas; henoteista. Cultivado en los holocaustos de los rabies, se hizo fuerte y cruel. Pero hay que reconocer, que La Tora (Antiguo Testamento), agrupa hermosos relatos con raíz histórica, tolerando que el discernimiento amplíe las opciones de su interpretación, abriendo campo a la piedad, al humanismo. El profeta Mohamed por el contrario, en el paroxismo de sus ataques epilépticos, fungió a su manera una doctrina redactada por sus escribas por etapas: El Korán. Se apoyó en los relatos judíos, pero solo lo suficiente para lograr un barniz cósmico.

De tal manera surgió un libro absoluto, que pasa por encima de Noé, Abraham, Judith, Daniel y demás héroes bíblicos. Es decir, evanesce el mundo original judío cristiano. En esta prédica, el piadoso ha de limitarse a cumplir los designios y rituales concretos, prácticos, elementales, aplastantes, incluso criminales, dejando muy poco espacio al discernimiento. Cinco oblaciones diarias, plenas de ritualidad, minuciosas, son suficientes para aniquilar en el pobre sujeto, cualquier libertad para pensar. El dogma judío es racista de nacimiento, pero deja espacio a la recreación. El musulmán es insoportablemente déspota. Por su parte la doctrina cristiana, fundada en los mismos relatos judíos (Antiguo Testamento), se aclimató en la Antioquía de los gentiles (griegos), bebió en el estoicismo; desde sus primeros años mostró una estirpe universal, con sentido ecuménico de amor, ofreciendo la salvación para todos. Con saltos (inquisición, conquista, etc.), ha evolucionado de tal manera que pudo crecer cautivando, haciéndose tolerante. Hoy es un poder moral en los países de Occidente. En su cuerpo, un creyente puede ser escéptico ante el Estado, y conservar su fe en la liturgia. Aquí es donde se puede señalar que el Estado laico es la gran conquista de la civilización humana al lado de la libertad, acompañados por unas iglesias tolerantes. También cumplió su papel evolutivo el ateísmo, enseñando una opción diferente al dogmatismo religioso… Desde luego, no incluyendo a Stalin o Castro.